Page 97 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
            retira en el duelo y la amargura; espera en esta angustia a que el tiempo restaure
            sus sagrados derechos, y que destruido el ídolo, le fabrique el trono de los siglos
            futuros. Entonces con placer rompe las cadenas que la tienen cautiva; vuela a
            ocupar el solio de su imperio, y tomando en mano la incorruptible balanza, cita
            a su tribunal al Principe y al Panegirista. Examina en aquél la justicia del mérito;
            pondera en éste la de los aplausos, y en un mismo decreto  desautoriza al uno
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            degradando la falsa grandeza, e infama al otro perpetuando el oprobio de su
            adulación.
                    [2] No tema V.E. ese juicio severo: él repondrá a su fama nuevo lustre;
            nuevo esplendor añadirá a su nombre. Si, inexorable el Juez  sin interés que
                                                                      3
            pueda corromperlo, sin la ilusión con que previene la autoridad, ni los presti-
            gios que forman las pasiones, correrá en V. E. la serie de su vida; y en ella, ¡qué
            dilatado campo a su investigación! ¡qué fértil de virtudes! ¡qué de ejemplos
            en él de probidad! Oh! y cuánto sorprenderá su admiración esa heroicidad
            de alma, que desnudándose del mérito heredado, sólo estudia en adquirirlo
            por su industria su fatiga y su esfuerzo; ese espíritu invicto, que entre el des-
            trozo, y lamentables trofeos de la muerte, ha sabido tranquilizar el corazón, y
            sostenerlo; esa noble ambición de corresponder con ventajas a los dones que
            ofrece, y nos franquea la patria; ese fondo de moderación, que hace sufrir con
            afabilidad la desagradable relación de las miserias, esa vigilancia activa y cir-
            cunspecta, que sin los riesgos de la precipitación o lentitud, asegura en los de-
            signios los sucesos, esa admirable unión de clemencia y rigor, que equilibra las
            fuerzas de la ley con las debilidades de la humanidad, esa constante aplicación
            al cumplimiento de las obligaciones, en que se sacrifican al bien público los
            inocentes, y necesarios ocios de nuestra condición, ese valor expuesto siempre
            sin ser ferocidad, esa dulzura sin que llegue a bajeza, ese silencio sin que toque
            en engaño, esa verdad sin ser jamás ofensa, esa justicia, en fin, que será el sello
            que grabe, autorice y recomiende la favorable sentencia del proceso.
                    [3] Ni tú, Real Academia, receles que esta acción, en que proclamas
            gozosa las virtudes de un príncipe, que protector de tus derechos, se permite
            a tus votos en todo el esplendor de la grandeza; no temas, digo, que por estos
            oficios de tu amor con que anuncias su mérito, contraigas una deuda que de-
            bas satisfacer a la posteridad con el vergonzoso menoscabo de tu reputación.
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            1.  Laus potentis falsa. Sen. in Thyest. [Nota del autor]
            2. Suum cuique decus posteritas rependit. Tácito Ann. 4. [Nota del autor]
            3. Famam, liberrimum Principum iudicem. Sen. ad Mart. c. 4. [Nota del autor]


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