Page 238 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
sus resultas levantó el campo y desistió de la empresa; pero todo esto es fútil y
de ninguna conducencia a su propósito. Ya se ha dicho, que ese juicio, que for-
maron los testigos no es digno de fe, ni hace probanza alguna en derecho. Que
de resultas de la venida de Escarcena el enemigo hubiese levantado el campo
y desistido de la empresa es falcísimo; ya porque ellos no dicen cuales fueron
estas resultas, ni si él le avisó el estado de las cosas de la ciudad por escrito o
de palabra o por medio de algún tercero; ya porque no vino a esta ciudad antes
que el rebelde acometiese la fuga como suponen sino después que la empren-
dió y con ocasión de haberle encomendado la conducción de algunas de sus
cargas; ya finalmente, porque caso negado que la noche antecedente hubiese
venido en calidad de espía, como ligeramente sospechan los testigos, esto no
se opone a que el día siguiente arrepentido de su mal propósito, hubiese veni-
do y presentándose de buena fe en el Cuartel; porque la voluntad del hombre
es inconstante, varía y flexible deambulatoria hasta el extremo de la vida, se-
gún la expresión del derecho y esto basta para que logre del indulto.
Mariano Banda, es acusado de haber servido con la pluma al rebelde
Tupa Amaro, haber sido uno de los sujetos de su mayor confianza, haber lo-
grado su aprecio y estimación, haberle acompañado en la expedición a esta
ciudad y haber pasado en calidad de espía o explorador al Pueblo de Quiqui-
jana.
Sobre lo primero, es público y notorio y consta de todo el cuerpo de
los autos que Mariano Banda, quien servía de escribiente al Corregidor de la
Provincia de Tinta Don Antonio /. 48v de Arriaga, fue preso junto con Don
Francisco Cisneros, en los altos del Pueblo de Yanaoca por Diego Tupa Amaro
y amarrado de los brazos fue conducido a la presencia de José Tupa Amaro,
que éste lo puso preso en un cuarto, privándole de toda comunicación y des-
pués del fallecimiento de Don Antonio Arriaga, se sirvió de él para el ejercicio
de la pluma y despacho de negocios. Y ve aquí una poderosa excepción, que le
indemniza y le sincera del cargo. Un pobre oficial de pluma, preso y arrestado,
que padecía un contÍnuo vehemente temor de la muerte, que había dado el
tirano a su patrón el corregidor y a cuantos se resistían a sus órdenes ¿cómo
podía negarse a servirle con la pluma ? Ya se ve que él debió elegir primero la
muerte, que contribuir por medio de la pluma a los edictos, carteles y demás
inícuos designios del rebelde; pero esta es una hazaña propia solamente de
las virtudes de constancia y fortaleza en grado heroíco, cuya posesión no es
común a todos, sino de muy raros y muy particulares sujetos. La pusilanimi-
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