Page 236 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            la Madrid a esta ciudad, sino que la tomase a sangre y luego; y haber sido
            enviado a ella en calidad de espía o explorador, cuando se asomó al cerro de
            Piccho
                    Sobre  lo  primero,  consta  por  los  autos  que  Escarcena  no  solicitó  a
            Tupa Amaro, ni se cometió a su servicio, sino que apremiado de los indios en
            el camino, fue por fuerza conducido donde la mujer de Tupa Amaro, quien
            noticiada de su buena pluma, le negó el pase que solicitó para venir a esta
            ciudad y le detuvo en su compañía. Así es claro que no obró con libertad en
            prestarle el servicio de la pluma, sino coacto y violentado, especialmente si se
            considera que de no hacerlo incurriría en la muerte, conque conminaba a to-
            dos los que rehusaban tomar su partido, poniéndola en ejecución con miedo,
            como los Pachecos, Rados y otros.
                    Sobre lo segundo, los testigos hacen calumnia e impostura a Escarce-
            na. Tupa Amaro usaba de los epítetos por la gracia de Dios mucho antes que
            Escarcena llegase a Tungsuca y éste los halló estampados en varios borradores,
            que quedaron de edictos anteriormente despachados. Tupa Amaro no nece-
            sitaba de influjo de Escarcena para arrogarse esos soberbios dictados, cuando
            desde que se propuso la inícua empresa, concibió temerariamente, que tenía
            derecho a estos dominios, por título hereditario y descendencia del Inca Don
            Felipe Tupa Amaro, sobre que me remito a su confesión de fojas 39.
                    Sobre lo tercero, la misma fuerza con que Escarcena fue introducido
            en casa de Tupa Amaro y que continuó todo el tiempo que /. 47v estuvo allí le
            compelió igualmente a la asistencia en las expediciones, siéndole imposible el
            separarse por los embarazos, que ya se han expuesto, insuperables, no solo a
            él, sino otros muchos de mayor fuerza y vigor, como los Cisneros, los Malinas,
            los Figueroas, etc, lo que acredita, que luego que halló coyuntura de separarse
            y venirse a nuestras banderas, lo ejecutó puntualmente, presentándose espon-
            táneamente ante la Real Junta de Guerra de esta ciudad.
                    Sobre lo cuarto, los testigos igualmente calumnian a Escarcena, por-
            que a la verdad, él no sugirió a Tupa Amaro el execrable expediente de que no
            enviase embajada a la ciudad con La Madrid, sino que la tomase luego a sangre
            y fuego; pues no fue otra la conferencia que se tuvo sobre la materia, sino la que se
            refiere en la confesión de Escarcena, desde fojas 22 hasta fojas 23, en que no hizo
            otra cosa, que exponer en general lo que había oido al Abogado Doctor Salaman-
            ca, con ocasión del alzamiento sucedido en la ciudad de Arequipa, sin prestarle
            influjo, ni consejo positivo. En cuya parte me remito igualmente a la confesión.



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