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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
cido a las once del día que los indios de Tupa Amaro entraron en el pueblo y
que a poco tiempo se fueron de él y que muchos españoles partían por así a
Urcos, descendió del cerro y tomando una yegua fue en alcance de dichos es-
pañoles. Unido con ellos y con /. 50 Sucacahua se presentaron en Urcos, ante
el Capitán Don Francisco, de tal, europeo, quien dió aviso al Justicia Mayor de
Quispicanche Don Pedro Concha, con una lista escrita de puño de Banda. El
Justicia Mayor les dió pase a Banda, Sucacahua y sus cuñados, para que vinie-
ran a esta ciudad. De hecho partieron para ésta y se fueron en derechura a casa
del Comandante Don Gabriel de Avilés, quien visto el pase juntamente con el
Mayor General de Armas, Don Juan Manuel Campero, dispuso se tomasen a
Banda las declaraciones correspondientes y entre tanto se mantuviese preso.
Estos hechos son ciertos y verdaderos y se justificarán plenamente dentro del
término de prueba.
Con ellos es incompatible el libre y voluntarioso juicio que hacen los
testigos, de que Banda vino como espía o explorador de Tupa Amaro, que a
ser así, ni hubiera ido a Quiquijana, ni regresado de aquel pueblo para esta
ciudad, sino que hubiera partido en solicitud de Tupa Amaro.
Ya se ha dicho, hablando de Escarcena y ahora es preciso reproducir
que dos testigos, que deponen de propio juicio o creencia no hacen fe, por más
que aseguren que lo creen o juzgan firmemente o lo tienen por cierto, porque
el cargo del testigo no es juzgar sobre las cosas, sino referir sinceramente el
hecho. Pero hay que añadir, que el juicio formado por los testigos en esta parte
contra Banda, es verdaderamente temerario, por no fundarse en otra cosa,
que en haberle visto aquel día montado en un buen caballo de Tupa Amaro y
que éste noticioso de su fuga no hizo demostración de sentimiento, como lo
practicó con la de otros menos adictos. Razones verdaderamente flojas, dé-
biles y ligeras, aún para sospechar de la mala fe de Banda. Si este no tenía
cabalgadura propia y había venido desde Tungasuca en las que le daba Tupa
Amaro, ¿qué tenían que extrañar al verle en un caballo de Tupa Amaro? Aque-
lla mañana le dió Tupa Amaro el caballo, como todos los días le daba bestia
en que /. 50v caminar. Unas veces caballar y otras mular. Que no se hubiese
hecho demostración de sentimiento por la fuga de Banda es querer penetrar
los pensamientos de Tupa Amaro y adivinar sus arcanos.
Después de todo caso, que Mariano de la Banda, hubiese delinquido
en alguna de las operaciones referidas, él se presentó voluntariamente en esta
ciudad ante el Comandante Don Gabriel de Avilés y General Mayor de Orde-
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