Page 239 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            dad y flaqueza, es una pasión dominante que avasalla el espíritu y le impele a
            tomar su partido a pesar del dictamen de la razón. El amor natural a la conser-
            vación de la vida, hace una fuerza casi irresistible en términos naturales, para
            no preferirla a los deberes de la fidelidad; por esto aunque estas excepciones
            no escusan del todo y absolutamente de la culpa, pero la disminuyen muchí-
            simo y hacen al reo merecedor de la compasión.
                    Aún no se ha dicho todo lo que Banda padeció de fuerza y temor en
            aquel lance. La noche del día nueve de noviembre se le dió noticia que Tupa
            Amaro resolvió ahorcar a su patrón el Corregidor, a él y a los demás familiares
            suyos y fue necesario para redimirse de la muerte, que hincado de rodillas
            y vertiendo copiosas lágrimas a los pies de Tupa Amaro, su mujer e hijos, le
            pidiese el perdón de la vida e interpusiese por intercesor al Doctor Don Al-
            fonso Bejarano, ayudante en aquel pueblo. Bien consta a Vuestra Señoría que
            en uno de los careos que tuvo Banda con Micaela Bastidas, ella expresó que
            dicho Banda no tenía culpa, pues lo llevaron a Tungasuca preso más muerto
            que vivo y que ella lo hizo escapar con su protección. A vista de esto (palabra
            ilegible) resto de valor podría haber en Banda para negarse al servicio de Tupa
            Amaro.
                    Sobre lo segundo, la confianza que se dice tenía Tupa Amaro /. 49
            Amaro (sic) de Mariano Banda, no tiene otro fundamento que el que se servía
            de él para el despacho de los edictos y cartas. Esto no arguye confianza, sino
            precisa necesidad, una vez que le había elegido de escribiente. Menos hace al
            caso que en las ausencias de Tupa Amaro escribiese y firmase las cartas y ór-
            denes a nombre de su mujer, Micaela Bastidas, con exclusión de otro alguno,
            respecto de que esto procedió del mismo principio de coacción y fuerza, con
            que entró en el ejercicio de la pluma, no siéndole imputable la preferencia que
            Tupa Amaro o la Bastidas hubiese hecho de él; respecto de Escarcena u otro
            cualquiera escribiente, debiéndose suponer que esta pre elección provino del
            concepto, que hubiesen formado de él, sin que se hubiese distinguido en el
            mayor mérito para la confianza . A este mismo punto pertenecen los cargos de
            que Tupa Amaro y su mujer le trataban con aprecio, le dieron vestido decente,
            le hacían dormir en su cuarto, porque todos estos hechos no son culpables a
            Banda ni él debe responder por ellos sino quienes los practicaron.


            Ni obsta la réplica de que a no haberse particularizado Banda en los comedi-
            mientos y obsequios no hubiera logrado estas ventajas, tanto porque Banda



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