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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
ba el cacique y que todos le obedecían. Fue repreguntado que cómo libertó de la
prisión a una mujer llamada Ignacia Sotomayor y no usó de algunos arbitrios
para libertar al corregidor; dijo que después de la muerte del corregidor fue el
declarante a ver a don Juan Antonio Figueroa, que vivía en la misma casa del
cacique con su mujer e hijos, y en el mismo cuarto donde estaba Figueroa en-
contró a la dicha mujer que le suplicó que le hiciese soltar porque había venido
a ver a su compadre Figueroa, y no la querían largar, entonces salió el declarante
y no hallando al cacique le dijo a un mozo que tenía la llave del zaguán que de-
jase salir a una niña de Accha, y le abrió la puerta para que se fuera; pero al co-
rregidor no se le ofreció arbitrio alguno de libertarlo porque estaba con guardias
y prisiones, y dos puertas más, y en su custodia tenía puesto el cacique toda su
atención. Fue preguntado si antes de la prisión del corregidor tuvo alguna noti-
cia, o luz de ella, o le comunicó alguna cosa el cacique o algunos de sus deudos;
respondió que jamás tuvo la más mínima noticia de estos designios, antes bien
le consta guardaban grande armonía, yendo el cacique frecuentemente a Tinta a
ver al corregidor, tanto que el corregidor se valió de Tupa Amaro para mandarle
pedir al declarante, sin escribirle, el padrón de la gente de su doctrina, y lo envió
también a Yauri a que empadronara aquella gente, y cuando volvió el corregidor
la última vez a su residencia de Tinta sabe lo fue a ver al dicho cacique; y así
nunca pudo traslucir motivo alguno de encono para el corregidor. Fue pregun-
tado que cómo no hizo un propio a su ilustrísima, dando parte de la prisión del
corregidor luego que llegó a su noticia, y por qué no escribió con la referida
mujer, y en la única que escribió de once del corriente escribió tan suscinto que
ni aún expresa que el cacique Tupa Amaro fue el agresor de la muerte del referi-
do corregidor; responde que cuando entendió lo que el cacique pensaba hacer
con el corregidor no podía escribir por estar cercado de enemigos, que les eran
los guardas y toda la gente distribuída en la casa, la puerta de la calle con llave y
varios mozos en el zaguán custodiándola; que cuando el declarante salía a ha-
blar con el cacique le seguían varios de sus parientes que le tenían siempre a la
vista, y carecía enteramente de papel, tintero y una persona de confianza para
poder despachar, y lo mismo les sucedió a los dos ayudantes que allí se hallaron;
que por la misma razón no pudo escribir con la mujer que la hizo salir; que
cuando el declarante con pretexto de que tenía que hacer un entierro se partió
para Pampamarca, entonces escribió a su señoría ilustrísima, que fue al otro día
de la muerte del corregidor, con aquella precaución porque no hallaba sujeto de
quien fiarse, y temió cayera la carta en manos del cacique, y por eso el mismo
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