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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            que qualquier justa disposicion de Vuesa Magestad expedida por informe ad-
            verso me havia de sonrojar en todo el mundo aunque solo fuese preparatiba
            para mayor examen? No se consideraba que esa resulta havia de ser una an-
            tisipada pena, porque de contado me havia de infamar a lo menos interin me
            vindicaba con la unica dificultad que ofresen las distancias.
                    El artificio de la acusacion era tan sutil, como aparente solo convinan-
            dose acaesimiento que se subsedieron uno a otro, aunque sin causalidad algu-
            na se unieron estas expreciones: Movimiento en Yauri por la providencia del
            obispo contra el cura y rebelion posterior de Jose Gabriel Tupa Amaro: Ya se
            ve que penetrado a fondo y con sana intencion este arbitrio no ofrese mas que
            un desprecio racional, porque ademas de haver sido culpa de los yndios de
            Yauri, su violenta resistencia ala potestad eclesiastica se han visto inumerables
            sublevaciones de pueblos con muertes de corregidores sin rebelion alguna, y
            sin que huviesen precedido censuras y la que hubo en la provincia de Chayan-
            ta en que padeció el corregidor don Joaquin Aloz, quien no fue excomulgado
            por su diocesano fue seis meses antes que la de Tupa Amaro cuya muger antes
            del suplicio de don Antonio Arriaga desia publicamente que Tupa Catari cau-
            dillo de la expresada rebelion de Chayanta, era un usurpador del derecho que
            tenia su marido al dominio de este reino: Assi lo testifican muchas personas
            que tubo en pricion dicho ynsurgente Jose Gabriel Tupa Amaro.
                    Pero el comun de las gentes no atenderia a justas rasones, que me po-
            nen a cubierto de la maledisencia, luego que oyesen novedad contra mi, dirian
            todos a vulto que yo era infiel a la corona, sin embargo de que mis progenito-
            res la ciñieron a los gloriosos predesesores de Vuesa Magestad: exemplo que
            abrigo constantemente en el corason para imitarlo con proporcion a mi destino,
            de que tengo dadas pruebas nada equivocas. Es justo sin duda que havien-
            do cerca del trono real de Vuesa Magestad acusacion o denuncia verosimil
            sobre un punto tan critico y de la mayor gravedad se haga inquisicion para
            el castigo correspondiente pero tambien es igualmente cierto que la infamia
            que solo este motibo resalta en la persona del que se va a tratar como reo es
            gravissima culpa del que ocacionó la introduccion de un juicio tan criminal,
            que yo de ningun modo temo, y antes solicito para vindicar mi inocencia. Yo
            mesmo sino me hallara en edad abansada consumido de pesares y con la salud
            demasiadamente postrada, pasaria con la licencia necesaria a ponerme a los
            pies de Vuesa Magestad como lo tengo protestado en otra, que dirigi a Vuesa
            Magestad. Assi lograría el consuelo de hablar a mi soberano de un modo suficiente



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