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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II


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                    (Al margen) De su ylustrisima al Visitador
                    Mui y lustre señor.— Mui venerado señor mio: La dicavidad de los
            hombres que en todos los siglos ha hecho un papel de estragos en el mundo,
            oy a subido tanto el punto que ya no hay seltitud a que no se atreban sus tiros,
            sagrados que no se bulnere, y dignidad que no se injure vuesa señoria en quien
            independense el merito de su persona ha recaido el honor de las confianzas
            del soverano y ha desempeñado exactisimamente el ministerio que puso en
            sus manos la suprema potestad save bien a todo lo que se ha extendido esta
            ponzoña, cuia acrimonia a infestado los animos mas quietos intentando des-
            trozar la misma inocencia. La mia se mantenía ilesa hasta que aporto a las ri-
            veras del lago estigio del Cuzco, a que me destinó la Providencia para lidear
            con fieras peores que las de la Livia, que se irritan con el beneficio y combier-
            ten en acivares la suave leche de la Doctrina.— No ignora vuesa señoria esta
            verdad, y save por los repetidos informes que desde mi ingreso a la diocesi le
            he ministrado, quantas fatigas y desvelos me deve este ingrato y desordenado
            rebaño que solo me ha ofrecido pan de amarguras y tribulaciones: En los prin-
            cipios de mi govierno sin pisar aun los umbrales de la capital ya comenze a
            experimentar la inovedencia contumaz de mis subditos manifestado en la re-
            pugnancia del Cura de Yauri don Justo Martinez a cumplir mis ordenes en el
            arreglo de su vida relajada, cuidado devido a su feligresía y entrega de los li-
            bros parroquiales y fabrica de su iglesia de que no havia dado cuenta en vein-
            te y cinco años de cura, aun entrando a su residencia visitadores de los prela-
            dos mis antecesores con solo este objeto.— Fue preciso despues de muchos
            medios que se intentaron de indulgencia rebestirme de autoridad para obli-
            garme a aquellos deveres, y al de su comparendo a la ciudad. Resistió mis
            repetidas ordenes monitorias y conminaciones y llegando algunos de sus feli-
            greses al extremo de impedir a mis comisionados expeliendolos de la poblacion
            a piedras se hizo don Antonio Arriaga Corregidor a la sazon de la provincia de
            aquella doctrina partidario declarado de dicho cura como que era su intimo
            amigo apadrinando, y aun fomentando sus excesos en tal grado que para ha-
            cer ilusorias mis providencias influio en aquella resistencia como en que algu-
            nos de sus vecinos se conmovieron por medio de su Teniente Francisco



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