Page 578 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            ha esperimentado en defensa de esa ciudad, y pacificacion de las provincias ve-
            cinas, dandole el título como á V. S. I. y á mi, de Tupac-Amaristas.
                    Yo he padecido en esta parte tan mortales heridas de la emulacion y
            mordacidad, que tengo ya marchito el corazón, y casi rendido á los golpes de
            la inexorable detraccion. Sé por propia experiencia hasta donde se avanza este
            monstruo, y que proviene de la general conspiracion de los malcontentos, que
            viendo atrasados sus designios, formados con arreglo al espacioso plan de los
            viles intereses que los enriquecian, á costa de las infelices provincias, y de la
            sangre y sudor de sus infelices habitantes, se hallan hoy en otro mundo, por el
            trastorno que ha esperimentado el reino. Pero como desde los principios formé
            dictamen de que convenia disponerme para un martirio prolongado, y hacerme
            víctima de la crítica mas sangrienta, no queriendo hacer uso del desahogo, que
            en semejantes casos nos han enseñado practicamente los Nazianzenos, los Cri-
            sóstomos, los Gerónimos, los Basilios, Pelagio Papa, el Aquino y otros santos,
            que viendose infamados prorrumpieron con dolor contra sus enemigos, tratán-
            dose ya de perros rabiosos y de fantásmones, hipócritas, ignorantes, envidiosos,
            malignos, perversos, y otras agrias espresiones, con que le pareció lícito incre-
            par a sus detractores é inicuos impostores, solo traje á consideracion el ejemplo
            que nos dejó a• los obispos el Padre San Agustin, en el raciocinio á su pueblo,
            quejándose de las invectivas que sufría, con cuyas palabras me permitirá V. S. I.
            concluya esta, pidiendole, que si por alguna acaso no ha hecho V. S. I. reflexion
            sobre ellas, las tome tambien como lenitivo á sus padecimientos. «Hoy, dice,
            ha de hablar mi oración con los que me han ofendido, con los que siendo en
            el mundo fiscales de mis operaciones, hacen conmigo para con Dios oficio de
            abogados: ellos ignorantes presumen que me lastiman, y yo estoy cierto que me
            coronan. Sus injurias son para mi beneficios; pues cargándome de oprobios,
            hacen que crezcan y sean mayores mis méritos: cuando me ultrajan, me encum-
            bran, dándome ocasion de que los perdone, y que con el perdon de sus ofensas,
            le alcance yo del Señor á quien he ofendido. A vosotros hablo, ya presentes, ya
            ausentes: porque os enseño la verdad, me teneis por enemigo; porque os aconse-
            jo lo que os importa, me llamais intolerable: tomais por agravio lo que trabajo en
            vuestro provecho: vosotros aborreceis al médico, que os cura, y á la enfermedad
            que os aqueja: no podeis sufrir mi solicitud, ni yo vuestro pestilente olor».
                    El deseo de dar á V. S. I. una breve idea de los acaecimientos principales
            de la rebelion en este obispado, mis cuidados y presente estado de las cosas, en
            correspondencia de la que merecí á V. S. I. en su citada, de los que sufrió en el



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