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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
dia, pidiendo con humildad indulto y perdon, que tuve á bien de otorgarles
en nombre de S. M., en consecuencia del que ya tenia publicado, para llamar
a los rebeldes que desamparáran el partido del infame traidor, Tupac-Amaru.
Con lo cual me restituí el 19 á esta villa, siendo la primera diligencia, á nuestro
arribo, el repetir á la Soberana Emperatriz de los Cielos solemnes gracias, por
la cuidadosa proteccion que se ha dignado dispensar á nuestras armas en la
expedicion que emprendimos, y hemos felizmente concluido bajo su patroci-
nio y tutela.
28. Los motivos que sirvieron para determinarme á salir contra los
indios, quedan apuntados en el que sirve de exordio á esta relacion, los cuales,
si la superioridad de V. E. lo considera con su notoria penetracion, son tan po-
derosos, que á su vista no podia mantenerse tranquilo y en inaccion cualquier
vasallo de S. M., que se halla animado del celo con que aspiro á su mejor ser-
vicio, para mantener en respeto á los que con sacrílega mano intentan insultar
su real nombre, y usurpar los sagrados é inviolables derechos de su soberania.
El fruto que produjo esta empresa no pareció débil, porque se logró el ahuyen-
tar por entonces esta canalla, y retirarla de estas inmediaciones, que corrian
el riesgo de envolverse en el horrible incendio de la rebelion, que ha abrasado
tantas provincias, con destruccion de ellas mismas, por los destrozos y robos
que han cometido los infames comisionados de aquel traidor, como en aquella
sazon lo ejecutaban en la de Azangaro, segun las cartas repetidas en que se me
comunicaron estas infaustas noticias.
29. Terminada de esta forma la campaña contra los indios rebeldes, y
restituidos á esta villa, para dar algun descanso á mis tropas, fatigadas con las
muchas incomodidades que ofrecia la estacion rigurosa de las lluvias, y la ne-
cesidad de estar siempre sobre las armas, en el centro de un pais enemigo, sin
permitirme largo tiempo el sosiego necesario, empezó á difundirse la noticia
cierta de que aquellos, irritados con las derrotas que acababan de sufrir, y con
dolorosa porfia de llevar adelante sus criminales ideas, se daban grandes mo-
vimientos para reunir muchas fuerzas y atacar esta villa, y libres de embarazo,
continuar sus invasiones por la provincia de Chucuito, Pacages y Sicasica, has-
ta Oruro, que ya estaba abiertamente rebelado.
30. Con este aviso, y contemplando por esta parte como dependiente
de la seguridad de este Puno citado, la de aquellas otras provincias referidas,
y haciendo la consideracion debida á los esfuerzos de los enemigos, rompí
fosos, levanté trincheras, en donde parecían mas necesarias, me proveí de cantidad
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