Page 234 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
P. 234

Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            apoyar como importante la determinacion que les habia manifestado por via
            de consulta, para oir los inconvenientes que podian estimularme á variarla; y
            aprovechándome de la buena disposicion en que todos se hallaban, y de los
            deseos en que prorrumpían de salir luego á campaña, dí con brevedad las ór-
            denes para la marcha.
                    13. En efecto, á pesar de las incomodidades que ofrecia la estacion
            rigorosa de las aguas, egecuté mi partida el día 7 de Febrero, sin detenerme
            las abundantísimas lluvias que calan, y que opusieron no cortas dificultades
            y fatigas en el tránsito de los rios, que pasamos al siguiente dia entre los pue-
            blos de Paucarcolla de mi jurisdicción, y el de Calacoto de la de Lampa. Allí
            tuve noticia fija de que los indios rebeldes, comisionados de su rey Inca Tu-
            pac-Amaru, como ellos mismos le llaman, caminaban en trozos ó partidas,
            haciendo sus correrias, y que la primera se hallaba en las cercanias de Saman,
            Taraco y Pusi, quemando á su entrada las cárceles, matando los españoles, y
            alistando gentes con violencia, para cumplir los designios de su infame gefe.
            A vista de esto, continué mis marchas hasta llegar al rio, que se dice de Julia-
            ca, y mandé que pasase toda la caballeria, con ánimo de sorprenderla: y en
            esta sazon recibí carta del cura de dicho Taraco, en que me aseguraba que los
            indios se hallaban pasando al dicho lado del rio de Saman: con esta noticia,
            mandé que pasasen luego 24 fusileros, que incorporé á 62 de caballeria, y á su
            frente marché hácia dichos pueblos. Pero cuando llegué á Saman, que distaba
            seis leguas, habian ya pasado precipitadamente el rio, con la noticia de que yo
            estaba en Juliaca.
                    14. No obstante, sin detenerme, mandé embarcar los pocos soldados
            que llevaba, y á las 2 de la mañana logré acabar de pasar aquel rio caudaloso, y
            marché en busca de los indios, que á las sombras de la noche tenebrosa habian
            tirado mas adelante. Caminé á pié como unas cuatro á cinco leguas, porque
            no pudo vadear la caballeria, y dí alcance á un trozo de ellos, hácia las 5  /  ó 6
                                                                                 1
                                                                                  2
            de la mañana. Solicité con cuidado las personas del sangriento Nicolas Sanca,
            indio, que de cantor de una iglesia, habia pasado á servir á Tupac-Amaru, con
            título de coronel en sus tropas, y ejecutaba horribles destrozos en todas par-
            tes. Persistieron obstinados sin contestar en el asunto, y despues de irritarnos
            con el oprobio de llamarnos alzados y rebeldes, intentaron y principiaron á
            acometer con sus palos. Dí entonces órden para que los treinta hombres, que
            á la sazon se hallaban á mi lado, les hicieran fuego, y en un momento queda-
            ron muertos los veinte y cinco que allí estaban. Entre los papeles que se les



                                               233
   229   230   231   232   233   234   235   236   237   238   239