Page 232 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
teniente coronel D. Sebastian de Segurola, comandante nombrado por el Sr.
Presidente de la Plata, para la expedicion que por entonces se meditaba, y de
que tuvo noticia en aquellas circunstancias: pero para proceder con el arreglo
y seguridad diariamente, le consulté sobre la cantidad del sueldo que podia
contribuir diariamente para el mantenimiento de estas milicias, que tenia jun-
tas y en ejercicio. Y como por una parte su respuesta no fuese decisiva, por
cuanto para darla se remitia á la que él mismo aguardaba sobre los puntos que
tenia consultados dias antes, y por otra hubiese llegado á mi noticia en aquella
sazon misma, que Tupac-Amaru venia marchando por la provincia de Lampa;
la estrechez del tiempo y la necesidad de obrar en que me puso esta consi-
derable novedad, me hizo concebir que ya era indispensable juntar el mayor
número de tropas que me fuese posible, para guardarle, y defender esta villa,
en el caso que intentase atacarla. Y poniendo en práctica, con el mayor calor y
presteza, este designio, eché mano del arbitrio de los reales tributos que habia
recaudado esta provincia, para mantener mis soldados, á quienes señalé un
corto sueldo para que subsistiesen, y servirme de ellos en las ocasiones, que ya
veia muy cercanas, de oponerme á las operaciones de aquel malvado.
10. Con este pensamiento no dudé ocurrir por un extraordinario, pi-
diendo al referido comandante de la Paz algun auxilio de gente, armas y per-
trechos con que poder sostener con seguridad y desahogo esta importante
resolucion. Pero, á pesar de mis esperanzas y deseos, me respondió, que en
atencion á que todavia no habian llegado á sus manos las instrucciones que
aguardaba, no podia salir de aquella ciudad, ni proporcionarme otra especie
de socorro, que el de que, ó me auxiliase de las provincias inmediatas, ó me re-
tirase del modo conveniente, en el caso de no encontrarme con las fuerzas su-
ficientes para mantener mi provincia y la reputacion de nuestras armas. Pero,
hallándose las provincias de Lampa, Azangaro y Carabaya, de la compren-
sion de este vireinato, envueltas en dolorosa confusion, por los destrozos y
latrocinios que cometian en ellas los comisionados nombrados por el cacique
traidor, José Gabriel Tupac-Amaru, (quien no pasó más acá de las cercanias
del pueblo de Lampa) que las infestaban y aniquilaban con osado y crueldad
inaudita, y teniéndose por indubitable, conforme á las últimas y concordes
noticias que se comunicaron, que sus malvados designios se encaminaban
no solamente á engrosar su partido, reclutando gentes, y recogiendo ganados
para su subsistencia, sino tambien á usurpar á nuestro Soberano sus reales
tributos, como lo habia ordenado aquel infame, despachando mandamiento
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