Page 162 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
otros varios Sacerdotes, y Curas en sus propias jurisdicciones, como fue el Dr.
Dn. Sebastian Limachi, Doctrinero del Pueblo de Guaqui, que se supone lo
mandó degollar el mismo Catari porque no quiso absolverle en ocasion que se
confesó con el en el camino antes de llegar a su Curato quando iba de retro-
ceso desde el Alto donde estubo llamado, y comminado para que no hiciese
falta y cumpliese con lo que se le antojaba mandar este tyrano: de quien a vista
de que sus Comisionados aun se excedian en el cumplimiento de sus Ordenes
(de suerte que a poco tiempo ya tal vez no havrian Sacerdotes quando no fue-
se mas que por robarles), procure recabar el como podria sacarle una Carta
circular en favor de estos: y no hay duda que la mereci principalmente para
mi Convento, y los Curatos circunvecinos que estaban a perder sus vidas, y las
Haciendas de sus Yglesias, que ya estaban saqueando a toda fuerza y en con-
formidad que quedasen del todo arruynadas: en cuya virtud creo se huviesen
contenido en la destruccion citada, segun tengo averiguado despues: a que
tampoco han ocurrido otras noticias sobre que huviesen muerto mas Sacer-
dotes.
El trabajo que me costaria asi esta concesion, como el de rebocar las
repetidas Sentencias de Muerte contra los quatro Sacerdotes (unas veces cin-
co, o seis otras), fuera dilatarme, y nunca definir su sentido, principalmente en
las circunstancias gravisimas de haverse posesionado tanto de la embriaguez,
que creo no dexaba de estar borracho dos horas en las 24, de dia y noche. En
esta estabilidad sugeria a tal grado su tan barbara crueldad, que salia por via
de ronda por toda aquella bastisima Poblacion acompañado de sus acateres, y
lo primero que hacia era ver si en las familias de aquellos Yndios havia muger
que saciase sus carnales e insaciables apetitos, sin precaber el menor escan-
dalo, y antes si, propagando tan licenciosa vida en aquellos de su Consejo,
Justicia, y Regimientos satisfechas de la pribanza, y de que aquel homicida les
habria nuevas veredas, y sumisiones aun en la mas incauta doncella; porque
como estas y las demas viesen el poder de aquel reynar, y que sin embargo de
la relacion contraida por la que tal vez mas se hubiese constituido a reportar el
fin de su lascivia, tampoco, estaba libre de mayor o menor castigo; en conse-
quencia de todos eventos, y de las sugestiones de aquellos malvados, tambien
asentian a sus intenciones ya para que como aliados mitigasen qualesquier
rebelion, y ya por no incurrir en una misma indignacion, respecto de sus tan
unidas disposiciones y trasgresiones, siendo cierto que esta costumbre exer-
cia casi diaria y nocturnamente, sofocando a toda la Yndiada: intimandoles
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