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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Rey, que ya se hallaba desde el dia 14 de dicho mes de Marzo en el Alto de la
            Ciudad de la Paz con muchos soldados Yndios, y con los que estaban com-
            batiendo. Y despues de haver dado por todo el Lugar de dicho Tiquina tres
            bueltas; a sus repetidas voces hizo se juntasen todos los Yndios del Comun,
            quienes ya parece estuvieron combocados de antemano, y puesto que fue en
            el Cabildo con bastante seriedad, relató las palabras siguientes: Manda (decia)
            el Soberano Ynga Rey que pasen a cuchillo a todos los Corregidores, sus Mi-
            nistros, Caciques, Cobradores y demas dependientes: como asi mismo a todos
            los Chapetones, Criollos, mugeres, niños de ambos sexos, y toda persona que
            sea o parezca ser española, o que a lo menos esté vestida a imitacion de tales
            Españoles. Y que si esta especie de Gentes se favoreciesen en algun Sagrado, o
            Sagrados, y algun Cura, u otra cualesquier personas impidiese o defendiesen
            el fin primario de degollarlas, tambien se atropelle por todo, ya pasando a
            cuchillo a los Sacerdotes, y ya quemando las Yglesias: en cuyos terminos que
            tampoco oyesen Misas, ni se confesasen ni menos diesen adoracion al Santi-
            simo Sacramento; lo que al punto practicaron aun estandoseles dando por mi
            el Viatico a Dn. Nicolas Carreña, a Dn. Francisco Salinas, y a varios Españoles
            que se hallaban en la Yglesia refugiadas, y tal vez constituidas a sufrir tan
            inhumana Sentencia de aquel deguello: lo que asi mismo notado por mi, y
            como huviesen estado presentes los Yndios del Ayllo que llaman de Calata, y
            sin siquiera quitarse las monteras, en cuyo cumplimiento de mi obligacion les
            reprehendi tamaña irreverencia contra todo un Dios Sacramentado. A lo que
            me respondieron con bastante encono, cumplian con lo que les tenia manda-
            do su Rey Inga, cuyas ordenes obedecian: a que agregados el nominado Tomas
            Callisaya y al que así mismo no tuviesen los Yndios su Consultas en otros
            lugares que no fuesen los Cerros, procurando no comer Pan, ni beber agua de
            las Pilas o, Estanques, sino enteramente separarse de todas las costumbres de
            los Españoles.
                    Oyda que fue esta especie de preceptos, o Leyes nuevos por los Yndios
            con bastante atencion, y que el citado Rey Fiscal Tomas Callisaya desató el
            nudo del hilo que tenia en la mano, formaron tanto alboroto, y tanta griteria,
            que siendo la algazara un total desconcierto, mas parecia que bramaban, o
            rugian las Fieras, causando indecibles confusiones: de modo que a todo este
            aparato tan impensado, y que al punto se observaban aquellos ordenes sin fal-
            tar en un apice, puestos en formal tumulto se arrebataron a la Yglesia contra
            todos aquellos refugiados en ella. Y como estuviese yo defendiendo en lo mas



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