Page 120 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            combates: teniendo, ó haciéndoles creer que era justa la causa que defendia,
            tanto por su libertador, como por el único descendiente del tronco principal
            de los Incas: mandando fundir cañones, como fundió muchos, para oponerse
            á la autoridad del Rey, y sus poderosas y triunfantes armas, reduciendo las
            campanas de las iglesias, y cobre que robó á este uso. Asignaba el lugar de su
            palacio, y el método de su legislacion para cuando fuese gefe universal de esta
            tierra, y queria hacer patente su jura á toda su nacion, atribuyéndose dictados
            reales, como lo comprueba el papel borrador de fojas 139, que se encontró en
            su mismo vestido, que lo convence. Se hizo pintar y retratar en prueba de estos
            designios torpes, con insignias reales de unco, mascapaicha y otras, poniendo
            por trofeos el triunfo que se atribuia haber conseguido en el pueblo de Sanga-
            rara, representando los muertos y heridos con las llamas que abrasaron la igle-
            sia de él, y la libertad que dió á los que se hallaban presos en sus cárceles: y
            últimamente, desde el principio de su traicion mandó, y mandaba como Rey,
            bajo el frívolo y falso pretesto de ser descendiente legítimo y único, segun vá
            indicado, de la sangre real de los emperadores gentiles, y con especialidad del
            Inca Felipe Tupac-Amaro, cuya declaracion se usurpó desde luego sin facul-
            tad; pues el tribunal de la Real Audiencia de Lima, donde pendia esta causa,
            no le habia declarado ningún derecho á esta descendencia, antes por el contra-
            rio habia fundamentos bien seguros para denegársela, cuyas presunciones de
            entroncamiento, no obstante de hallarse en este tan dudoso estado, han hecho
            tal impresion en los indios, que llevados de esta, le hablaban y escribian en
            medio de su rudeza, con la mayor sumision y respeto, tratándole á veces de
            Señoría, Excelencia, Alteza y Magestad, viniendo de varias provincias á ren-
            dirle la propia obediencia y vasallage: faltando en esto á las obligaciones tan
            estrechas de fidelidad y religion que tiene él y todo vasallo con su rey natural:
            prueba clara, evidente y dolorosa del extraviado espíritu con que se gobierna
            esta infeliz clase, y tambien de cuan poco conoce la subordinacion y acata-
            miento debido á la legítima potestad de nuestro adorable Soberano; dejándose
            persuadir maliciosamente de los ofrecimientos de este traidor ingrato, y mal
            vasallo suyo, de quien, y de su Real Audiencia de Lima, de su Exmo. Sr. Virey
            y de mí, fingia que tenia órdenes para ejecutar lo que tan bárbaramente ejecu-
            taba, y debió no creer lícito el mas idiota: fuera de que en cuanto á sus ofertas,
            no podian ignorar los indios que los repartimientos ó enunciado comercio de
            Tarija, permitido á sus jueces territoriales, se iba á quitar tan en breve como lo
            ha señalado la experiencia, constándoles así esto, como que nuestro respetable



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