Page 119 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
P. 119

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Incas, como se ha titulado, y por eso dueño absoluto y natural de estos domi-
            nios y su vasallage: poniéndome tambien á la vista la naturaleza, condicion,
            bajas costumbres y educacion de estos mismos indios, y las de las otras castas
            de la plebe, las cuales han contribuido mucho á la mayor facilidad en la egecu-
            cion de las depravadas intenciones del dicho reo José Gabriel Tupac-Amaro,
            teniéndolos alucinados, sumisos, prontos y obedientes á cualquiera órden
            suya; habiendo llegado los primeros hasta resistir el vigoroso fuego de nues-
            tras armas contra su natural pavor, y les ha hecho manifestar un odio impla-
            cable á todo europeo ó á toda cara blanca, ó pucacuncas, como ellos se expli-
            can, haciéndose autores él y estos de innumerables estragos, insultos, horrores,
            robos, muertes, estupros, violencias inauditas, profanacion de iglesias, vili-
            pendio de sus ministros, escarnio de las mas tremendas armas suyas, cual es,
            la excomunion: contemplándose inmunes ó exentos de ellas, por asegurárselo
            así, con otras malditas inspiraciones, el que llamaban su Inca; quien, al mismo
            tiempo que publicaba, en las innumerables convocatorias, bandos y órdenes
            suyos, (de que hay bastantes originales en estos autos) que no iban contra la
            iglesia, la privaba, como vá dicho, de sus mayores fuerzas y potestad, hacién-
            dose legislador con sus mas sagrados arcanos y ministerios: cuyo sistema se-
            guia del propio modo contra su legítimo Soberano, contra el mas augusto, mas
            benigno, mas recto, mas venerable y amable de cuantos monarcas han ocupa-
            do hasta ahora el trono de España y de las Américas; privando á una y á otra
            alta potestad de sus mas particulares prerrogativas y poder: pues ponia en las
            doctrinas curas, se recibia en las iglesias bajo de palio, nombraba justicias ma-
            yores en las provincias, quitaba los repartimentos ó comercio permitido por
            tarifa á sus jueces, levantaba las obvenciones eclesiásticas, extinguia las adua-
            nas reales y otros derechos que llamaba injustos: abria y quemaba los obrages,
            aboliendo las gracias de mitas, que conceden las leyes municipales á sus res-
            pectivos destinos: mandaba embargar los bienes de los particulares habitantes
            de ellas, y no contento con esto queria egecutar lo mismo, tomando los cauda-
            les de las arcas reales: imponia pena de la vida á los que no le obedecian: plan-
            taba ó formaba horcas á este fin en todos los pueblos egecutando muchas: se
            hacia pagar tributos: sublevaba con este miedo y sus diabólicas ofertas las po-
            blaciones y provincias, substrayendo á sus moradores de la obediencia justa de
            su legítimo y verdadero Señor -aquel que está puesto por Dios mismo para
            que las mande en calidad de soberano: hasta dejar pasar en sus tropas la inicua
            ilusion de que resucitaria, despues de coronado, á los que muriesen en sus



                                               118
   114   115   116   117   118   119   120   121   122   123   124