Page 642 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            para el nuevo establecimiento, consigue cuanto hubiera querido.

                    Lo practicado por el Señor Corregidor antes del 1° de Enero por orden
            del visitador general, según va dicho, y todo lo que se decía del administrador
            de aduana, dió mérito a que pusiesen un pasquín el 30 ó 31 de Diciembre del
            año anterior, contra el corregidor Pando, y oficiales reales, provocando a la
            ciudad a un alzamiento para libertarse del establecimiento de la aduana, en
            que también consideraban interesados al corregidor y oficiales reales y con
            cierta proposición que daba a entender el asilo a la dominación británica.
                    En estas circunstancias, el corregidor hizo publicar un bando ofrecien-
            do $ 500 de su peculio al que declarase al autor del pasquín, y dirigió oficios
            al estado eclesiástico, así secular como regular, a fin de que interpusiesen los
            suyos, predicando y exhortando en público y en secreto la obediencia a nues-
            tro soberano y la paz y tranquilidad de la Ciudad.

                    Al siguiente día apareció otro pasquín dando a entender que su autor
            tenía a su disposición 573 hombres dispuestos a la ruina de la aduana. Encon-
            tróse otro pasquín en distinto paraje al otro día con amenazas al que lo quita-
            se, reiterando lo que se decía en los dos anteriores. Continuaron otros varios
            amenazando a los aduanistas con la muerte si no se abolía la aduana dentro de
            3 días, ofreciendo en caso contrario coronar a un inca Casimiro III el día 20
            de Enero, llenando la ciudad de sangre a los que lo recibiesen, y con quitar del
            medio a todos los europeos y forasteros tiranos.

                    Estos pasquines iban poniendo a la nobleza en la mayor consterna-
            ción, al paso que la plebe y gente del campo manifestaban en sus semblantes
            una grande complacencia, como que en ellos consistía el no ser tributarios de
            los aduaneros y verse libres de las opresiones a que los reducían los proyectos
            del administrador, y los que premeditaba sobre el jornal de los pobres artesa-
            nos, panaderías, pulperías, puertas y ventanas, etc.

                    Reiteró entonces el corregidor sus oficios al estado eclesiástico, y es-
            parció protestas de aliviar a los quejosos; pero nada bastaba a sosegar el inicuo
            espíritu que los animaba. Pasó también un oficio al administrador Pando lleno
            de atención y urbanidad, haciéndole presente las quejas que de él formaba el
            pueblo, en orden a cobrar derechos de los comestibles y otras cosas que traían
            los indios, y persuadiéndole a que se manejase con moderación y equidad,
            apoyando estas prudentes razones con leyes reales y el mismo reglamento


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