Page 638 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            producidas con razones, otras con amenazas, y se redujo la contienda á que las
            llaves del Contador se entregasen á D. José Garcia Manzano. En estos térmi-
            nos quedamos acordes, y todos los comunes me aclamaron con sus capitanes
            por Corregidor, Abogado y Defensor: condescendí con aquel furor popular.
            Al día siguiente se fueron de este lugar para el de Sabaya, llevando á todos los
            españoles y mestizos, habiendo hecho algunos robos de poca consideracion.
            Tuve noticia querian llevarlos al pueblo de Corquemarca y mandé órden de
            que luego incontinente se restituyesen á este asiento á guardar vuestras cajas,
            como lo hiceron hoy dia de la fecha, y voy tomando algunas oportunas provi-
            dencias, á fin de conseguir algun sosiego en la provincia que creo consiguiré
            en el interin, si Dios favorece mis buenas intenciones.

                    No he podido antes dar cuenta á V. A. de estos acontecimientos, por-
            que en todos los caminos tienen estos indios espias y guardias, para que no
            pasen cartas de una ni otra parte; y esta la arriesgo por mano de un cura de la
            provincia, de cuyo celo y amor á vuestro real servicio, espero la haga poner en
            vuestras reales manos para el pronto remedio que exige una tan urgente nece-
            sidad, en que está en peligro vuestra real hacienda, la ruina total de esta pro-
            vincia, y la vida, no solo de vuestro fiel Ministro, (que con toda veracidad hace
            esta representacion) sino también las de muchos vasallos vuestros que están
            con el cuchillo á la garganta, para que atendidas seriamente por V. A. las coin-
            cidencias de tantas provincias sublevadas; lo primero, y con la mayor antici-
            pación posible, se sirva destinar sujeto que gobierne esta, y Contador interino
            que atienda á los asuntos de vuestra hacienda, como así mismo formar por
            punto general una resolucion que obrase el deseado remedio de todas, pues
            unánimes conspiran en sus inquietudes á la abolicion total de los repartimien-
            tos, cosa que las mismas leyes resisten: oblígueseles á que paguen sus salarios
            á los Corregidores respectivamente, segun el trabajo y latitud de las provin-
            cias, cargándose á cada uno de los indios, extra del tributo asentado, cuatro,
            seis ú ocho pesos en que esté incluso el dicho salario, y la alcabala de tarifa,
            que yo aseguro le será muy general, porque asi lo tengo oido de ellos mismos,
            teniendo presente que los Corregidores, con sus excesivos repartimientos, les
            exigen cada año á cada uno de los indios 70 y aun 100 pesos en efectos que no
            necesitan, y para darles expendio vienen al cabo de mucho tiempo á perder
            aun mas de la mitad del principal. El amor y celo á vuestro real servicio, me
            ha hecho producir este dictámen, que corregirá el distinguido talento de V. A.
            dándole el mejor resorte para su acierto.


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