Page 584 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            horas, los presos consolados con él y él sin ningún consuelo.— El Cedulón que
            anoche recibí dentró el pliego, me tiene embargado todo acto de libertad, sin
            poderme resolver a fijarlo que, aunque ciegamente debo obedecer su superior
            orden; pero no sabe Vuestra Señoría Ilustrísima como están estos lugares en
            los mayores incendios. De fijarlo veo se pueden seguir infinitas graves conse-
            cuencias; la primera, que excomulgados todos los mestizos y españoles, éstos
            en fuerza de la excomunión pueden separarse de su bando de Tupa Amaro,
            éste en tal caso (como que está dominando sobre ellos) puede violentamente
            ordenar el que ninguno le falta de sus tropas con pena de la vida, que dicen
            que lo tiene mandado y promulgado; y los indios que son en mayor número
            que los españoles, que estos, según dicen, ni aún son la décima parte de los
            indios; y estos a media voz de Tupa Amaro los acabarán dándoles muerte.
            La segunda, que, sin embargo, de estar excomulgados, por amor sus vidas,
            estos bárbaros atropellarán la excomunión y luego querrán asistir al santo sa-
            crificio de la misa y demás oficios, poniendo mayor fuerza y violencia a los
            sacerdotes presentes para que celebren. El lance es sumamente peligroso por
            todas partes; considerando que a todos los cómplices no se podrá echar de la
            iglesia. Corren noticias que todas las provincias están conmovidas. En seme-
            jantes aprietos tengo por conveniente dar parte a Vuestra Señoría Ilustrísima,
            para que me ordene lo que debo hacer y sea lo más conveniente para fijar
            el Cedulón inmediatamente con su aviso o no. Entregué el pliego al cura de
            Pampamarca, diome su recibo el que tengo en mi poder hasta mejor ocasión
            que ahora no es dable lleve retazo alguno de papel. No extrañe Vuestra Seño-
            ría Ilustrísima le escriba en este lienzo, tal es el peligro de papeles y pliegos
            que quitan, que me obligo a que vaya éste con mucha industria y aún así con
            muchos recelos.— Ahora se me ofrece rogar a Vuestra Señoría Ilustrísima me
            conceda el consuelo de la refrenda de las licencias de mi compañero el Licen-
            ciado Don Clemente Vergara, que el año pasado a principios de diciembre me
            las franqueo Vuestra Señoría Ilustrísima por un año, no me atrevo a despachar
            dichas licencias por lo mismo que escribo en éste. Las conductas están cerra-
            das por lo que mereceré a Vuestra Señoría Ilustrísima me haga este bien de
            ampliarselas. No quiero molestarle más a Vuestra Señoría Ilustrísima que lo
            contemplo rodeado de mil cuidados con las presentes fatigas en que estamos.
            El Señor le conceda muy larga vida y me lo guarde muchos años. Yanaoca y
            noviembre veinte y cinco de mil setecientos y ochenta.— Estoy a los pies de
            Vuestra Señoría Ilustrísima su mínimo capellán y amante súbito.— Doctor



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