Page 583 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
vado el pliego muy oculto. Por lo que no extrañe Vuestra Señoría Ilustrísima
de la demora que tuvo. Me dice Vuestra Señoría Ilustrísima haberme escrito
anteriormente comunicándome sus órdenes, incluyéndome un cedulón con-
tra el cacique Tupa Amaro el que no ha llegado a mi mano que sin duda qui-
táronlo en el camino, como lo están ejecutando con todos. Por este mismo
motivo hallome sumamente cuidadoso de no saber si haya llegado a manos
de vuestra Señoría Ilustrísima la que le escribí con fecha de catorce del que
corre relacionándole por extenso las noticias que salieron a luz después de la
muerte y como se la perpetraron y tramaron con el mayor sigilo y delicadeza
que causa cada paso admiración engañando a todos con el mayor artificio,
valiéndose para todos sus designios del nombre real de nuestro soberano. No
es dable poder aquí inpimirle los sucesos acaecidos hasta el día de la fecha. Y
sólo del modo posible paso a darle noticia del lamentable estado en que nos
hallamos. Se vé la provincia avasallada con tal terror y obediencias, que ésta
confirma el suceso tan espantoso que sucedió en Sangarará el día diez y ocho,
con tan lamentable y numerosa matanza de la mejor tropa que vino de esa ciu-
dad, con el total incendio y ruina de la iglesia y antes de esto haber demolido
y quemado los obrajes. Pasó el cacique Tupa Amaro con una tropa numerosa
para Coporaque, Yauri y Pichigua donde, dicen, encontró al cacique Sinamu-
ca y que lo tiene preso; quien, dice, vino con una tropa de Caylloma y estos,
dicen, entregaron a dicho Cacique más lo cierto no se sabe.— También se sabe
que en su casa de Tungasuca tiene muchos presos con muchas guardias y en
buena custodia asimismo en el obraje de Pomacanche; del mismo modo tener
horcas paradas en los más de los pueblos también corren noticias que los Co-
rregidores de Azángaro y Lampa se hallan presos por orden de éste.— Asegu-
ro a Vuestra Señoría Ilustrísima que desde el día de la muerte del Corregidor,
nos hallamos en estos lugares tan fuera de nosotros que no nos entendemos,
sin poder encontrar rato, ni momento de sosiego, en las mayores confusiones,
sobresaltados por instantes, con el desamparo tan grande de estos lugares con
los pueblos sin más gente que algunas mujeres. Con nuestras vidas vendidas,
sustos y novedades continuas que solamente el cargo del ministerio pudiera
tenerme aquí sujeto con mi compañero, el Licenciado Don Clemente Vergara,
único asilo y consuelo mío, sacrificando, que de lo contrario creo que deser-
taríamos de aquí a donde Dios nos guiase. Del mismo ambos nuestras vidas
en tan eminentes peligros modo y peor se halla dentro de la misma fuente
el Doctor Don Ildefonso Bejarano, consternado, esperando la muerte por
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