Page 578 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
los pondría. Tuvieron noticia de mi orgullo y providencias en todo mi tránsito
hasta esta ciudad, que abulte cuanto me era posible por advertir en todos los
pueblos de estas inmediaciones un terror panico en las gentes, que aumenta-
ban infinitamente las que dejaron esta ciudad con tales llantos capaces de in-
fundir miedo a los más hombres. Entonces multiplicaba mis esfuerzos con el
gusto de conocer explayaba los ánimos oprimidos de todos, a que contribuyó
infinitamente mi gente en orden, los uniformes que les hice, las escopetas que
pude juntar, las que quité en los caminos, los clarines y tambores, las listas pú-
blicas que pasaba; finalmente no omití cosa exterior, conociendo causaba esto
un prodigioso efecto. Aquí continuo el mismo sistema y puede estar cierto
Vuestra Excelencia, que a esto se debe el que todos hayan tomado cierto brío,
que se conoce en las caras y sobre que Vuestra Excelencia puede informarse
de quien tenga por conveniente, para conocer la verdad.— En mi dictamen
esto necesita y con la mayor prontitud de los auxilios de Vuestra Excelencia en
que se deben entender seis u ocho oficiales, teniendo uno todas las facultades;
sobre el supuesto de que esta Junta y su Corregidor, sólo son capaces de des-
atinos Esta noticia sólo es para cumplir con el honor a que por tantos titulos
estoy obligado en servicio del Rey, no tiene nada de ambición, pues, antes bien
aseguro a Vuestra Excelencia que han sido tantos mis esfuerzos, los golpes que
he sufrido, los gritos, las carreras a caballo que en dos ocasiones he escupido
sangre por la boca con fuerte dolor en el pecho, he procurado esconderlo, sin
omitir el mismo trabajo diario y trasnochando en las rondas, pues, de otro
modo recaerían los ánimos y se trastornaría este poco orden. Conozco mi
salud muy quebrada; pero esté Vuestra Excelencia cierto que interín dá sus
providencias rendiré el ultímo espíritu.— Sin embargo de que muchas veces
podrian haberme enfadado con esta rara Junta y su Corregidor, lo he omiti-
do absolutamente por el perjuicio que pudiera causar la menor desavenencia;
todo lo reducen a papeles y conservaciones, con tal miseria y temor en gastar
el dinero, que he tomado por partido el no entrar en estas materias, no con
la mayor prudencia a fin de no perderlo todo; les he dicho muchas veces lo
indispensable que son los espías, el poco aprecio que se dejen hacer del dinero
en esta oportunidad, con otras varias reflexiones pero todo es juntas y dicta-
menes, se atrase el servicio y no se hace nada. De modo que teniendo los ene-
migos a tan poca distancia, nada se sabe de positivo para nuestro gobierno, a
excepción de lo que este Ilustrísimo Obispo nos comunica por sus curas y so-
bre que en honor de la verdad protesto a Vuestra Excelencia me tiene lleno de
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