Page 556 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
de Dios a nuestras manos y del edicto original, que vá, por haber enviado el
Tirano tres de esta misma clase, para que sí se pierde o se pilla uno, llegue a lo-
grarse el otro, y sobre lo que está instando con cartas a estos caciques y curas,
las unas vienen a nuestro poder pero es regular que otras no, lo que nos tiene
en la mayor consternación, continuo sobresalto y susto a los europeos, porque
somos tan pocos que estamos conocidos entre esta gente como lunares, nin-
guno instruído en el arte militar y de la guerra. Las milicias señor, son com-
puestas de los mestizos y españoles criollos del país, todas bisoñas y sin armas
y sin instrucción, ni quien los dirija como corresponde. No hay armas del
Rey nuestro señor en estas provincias, ninguna disposición formal para hacer
defensa, ni menos para ofender. Las milicias se están juntando para tenerlas
prontas, pero todas desmanteladas y sin fusiles, ni escopetas, si no tal cual.
Este es el lastimoso estado y desconsuelo en que nos hallamos, por cuya causa
ya no hemos marchado, avanzándonos hacia la provincia de Tinta donde ya
está reinando de absoluto el referido tirano alzado y en parte de la de Quispi-
canche. Por otras noticias he sabido que el Corregidor de ésta, Don Fernando
Cabrera, salió del Cuzco con gente, todos con armas y municiones, los cuales
fueron soprendidos y pasados a cuchillo y añaden que mando ahorcar a dicho
Corregidor; lo que ha atemorizado mucho los ánimos de aquella ciudad y de
todas estas provincias, que ya consideramos más acobardadas a todos los mo-
radores, que son los que pudieran ayudarnos: Por lo cual volvemos a exortar
a Vuestra Señoría de nuevo y a ese caballero comandante, en nombre del Rey
nuestro señor, suplicándole de la nuestra que luego que el dador Don Mateo
Cossío, nuestro comisionado que enviamos a este fin, se presente y exponga
nuestros justos sentimientos e infeliz estado en que nos hallamos, y todos los
demás corregidores de estas provincias con sus moradores, se sirvan, sin pér-
dida de momento, mandar que estas dos compañías de tropa reglada se pon-
gan en camino y a marchas dobladas, vengan juntamente con algunas compa-
ñías de esas milicias, las que estén más instruídas con sus fusiles o escopetas y
completas sus cartucheras, adelantándose de los bagajes, donde pueden traer
los demás municiones y; aunque falten algunas de éstas se suplirán de las que
aquí estamos previniendo, así de balas como de pólvora; y sí las milicias no
se pudiesen aprontar tan breve, se servirá Vuestra Señoría disponer que la
tropa arreglada venga por delante, que es la principal y la más útil y en quien
fundamos nuestras esperanzas.— Quedamos para servir a Vuestra Señoría y
rogando a Nuestro Señor guarde su vida muchos años. Lampa y Noviemhre
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