Page 508 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            mo, me puse en camino al pueblo de Tungasuca a donde nos llamó, donde no
            pude encontrar que no daba lugar la guarda y custodia y en la Plaza la horca
            parada; mas preguntándole a Don José Tupa Amaro que a quién se ajusticiaba
            y quién era el juez respondióme: Que al corregidor de mandato de la Real
            Audiencia, por haber ocultado despachos favorables de privación de reparto.
            Cometida la ejecución a él; donde me quedé frío; considerando la resolución
            tan recta y como daba entender, por otros más motivos, también apercibí que
            fuese o hubiese contra mí alguna otra providencia.— Llegamos a Coporaque,
            Yauri y Pichigua el día nueve del presente y al siguiente viernes lo ajustició; yo
            me retiré aunque malo a la iglesia con mi hijo a encomendarle; los que vieron
            me contaron que el verdugo después de tantos golpes al hombro y otros peores
            a la boca del estómago, reventaron los cordeles y se cayeron, después, de tres
            credos o más que estuvo botado muerto, revivió y se sentó y se puso el birrete
            echando vista a todos, cómo que pedía favor; mas el verdugo le acometió a
            volver a apretar en el suelo y con un lazo lo volvieron a suspender. Este mártir,
            espero que esté gozando de la bienaventuranza.— No hay momento que deje
            de estar bartuleando de esta rigorosa sentencia juntando los cabos; de que
            Puente con tus aliados dicen que le amenazaba mucho al finado con horca, y
            lo mismo a mí y a mis hijos, hoy se ha verificado con el señor Arriaga. Yo que
            soy infimo estaré con esta pesadumbre. Puente, me dicen que cuando regre-
            só allá estuvo en Tungasuca y desde el Cuzco escribió a Pichigua, que ya la
            competencia había perdido y que está con la camisa remangada el Corregidor.
            Esta carta creo que estaba entre autos.— Válgame el poder de Dios, cómo a
            un corregidor, que estaba defendiendo la jurisdicción del Rey y amparando
            al común de este pueblo le resulta semejante sentencia intempestiva, que no
            he podido comprender, ni hay sujeto por acá con quien consultar. Unos dicen
            que es por el Rey, otros sólo de Lima. Está tan suprimido el juez, que dicen
            nada profiere y va siguiendo a demoler obrajes y apresando a los españoles
            que el soberano manda se ejecute.— A los presos causados, dependientes de
            Puente, que están presos en la Real Audiencia los ha echado; no sé a que atri-
            buir. En fin quedó mi hijo en Tungasuca con diez y ocho mozos que los alistó
            Tupa Amaro, pena de la vida a los desertantes; él, como que habrá visto y vio,
            me avisará y según, le participare a usted, A la razón ayer, recibió una esque-
            la el inter de aquí del Licenciado Don Gregorio Esteban de Bustamante del
            pueblo de Pichigua, en la que se le dice que Puente se viene con brevedad a su
            curato y el de Pichigua también vuelve, ésta es otra confusión; acaso esperaba



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