Page 492 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            los de la provincia de Tinta estaban unidos a él y que había alguna gente de la
            de Lampa; que no sabe de positivo que tenga confederación con otros caci-
            ques españoles o mestizos de distintas provincias; que al tiempo de despedirse
            de Tupa Amaro le dijo: Qué atentado iba a hacer? que cómo pensaba tan mal
            con ánimo de oponerse a un monarca tan supremo y poderoso como el Rey de
            España y de las Indias? que supiese que lo había de destruir y aniquilar y que
            no juzgase quedar impune del delito tan grave que había cometido. Y que le
            respondió Tupa Amaro con mucho enojo: Que el sabía lo que hacía y que tenía
            veinte y cinco mil indios para hacer guerra, fuera de mil y tantos españoles; y
            que el declarante le contestó diciendo: Usted sabrá lo que hace; y no quiso re-
            plicarle más de miedo y se despidió y responde.— En este estado añade que no
            le dio a entender que quería venir a esta ciudad, sólo sí le dijo que inmediata-
            mente pasaba a la provincia de Chumbivilcas y a tres más. Que le preguntó el
            declarante: Cuáles eran estas? y Tupa Amaro le respondió: Que no fuese cu-
            rioso.— Y habiéndosele leído esta su declaración de principio a fin, se afirmó
            y ratificó en todo su contenido bajo del juramento que tiene hecho y lo firmó
            con su merced y el asesor de Junta de Guerra, que concurrió en este acto para
            tomar esta dicha declaración de que doy fe.— Sebastian José de Ocampo.—
            Doctor Francisco Javier de Olleta.— Evaristo Delgado.— Ante mí.— Ambro-
            sio Arias de Lira, Escribano Público.
                    En la ciudad del Cuzco, en diez y siete días del mes de noviembre de
            mil setecientos y ochenta años el señor Coronel Don Sebastian José de Ocam-
            po, vecino y Alcalde Ordinario en ella y su jurisdicción por Su Majestad en
            continuación de la declaración hecha por Evaristo Delgado lo hizo compare-
            cer ante sí, de quien por ante mí el presente escribano le recibió juramento y
            lo hizo por Dios Nuestro Señor y a una señal de cruz, según forma de dere-
            cho, so cargo de él prometió decir verdad sobre lo demás que supiese o haya
            oído decir en orden a los sucesos acaecidos en la provincia de Quispicanche
            y dijo: Que estando el declarante en el obraje de Pomacanche, el día que tiene
            mencionado en la declaración que antecede, mandó el cacique de Surima-
            na Tupa Amaro a Rafael Rodríguez, Cacique del pueblo de Yanampampa de
            dicha provincia de Quispicanche, que fuese a la ladera de Choquillusca y al
            cerro de Yaucat y que estuviesen allí prevenidos para echar galgas de piedras
            al camino luego que viesen que pasaban españoles u otros de esta ciudad para
            que pereciesen. Pero que no sabe si dicho cacique ha cumplido la orden o
            no; aunque ofreció practicarla en presencia del declarante y de los demás



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