Page 491 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
por su dignación, mandaba que se quitasen los derechos de aduana, alcabalas,
repartimientos de corregidores y que solamente continuasen pagando tributo
bien entendido, que dichos corregidores hacían continuos repartimientos y
ocupaban la gente en sus servicios sin acordarse del culto divino y que tam-
bién mandaba exterminar y destruir todos los obrajes: Que por tanto viviesen
hermanablemente con los españoles de tal suerte, que si cualquiera indio per-
diese el respeto a un español tendría pena de la vida y la misma el español que
maltratase a indio, y que también mandaba que a todos los europeos los dego-
llasen; que lo referido repitió dos veces en forma de publicación de bando,
haciendo tocar cajas y bocinas, y que al último mandó Tupa Amaro a toda la
gente que oyó y apercibió dicho razonamiento que siguiesen su voz con víto-
res como lo hicieron, y que al parecer del declarante habría de seis a siete mil
almas. Y que acabado el razonamiento les dijo que se fuesen a sus casas, que
el declarante se transportó a su pueblo atendiendo todo lo que tiene mencio-
nado, con particular cuidado para dar aviso al Corregidor de Paruro y con
este fin ha venido a esta ciudad. Que dicho Tupa Amaro tenía puestas dos
banderas de tafetan carmesí en la puerta de la vivienda que ocupaba en el di-
cho obraje, y que desde entonces acá no sabe el declarante si los indios de su
cacigazgo, los de su hermano y madrasta se hayan unido o no a Tupa Amaro;
y que el declarante por su parte se tiene por dicha suya por fiel vasallo de nues-
tro Rey y señor natural Don Carlos tercero y que protesta morir como tal
militando bajo de sus reales banderas y responde.— Preguntado qué número
de bocas de fuego tendría Tupa Amaro cuando estuvo en Pomacanche y cuán-
tos españoles y mestizos tendría de su facción y qué armas llevaban estos y los
indios, dijo: Que en un corredor que hace a un corral del obraje de Pomacan-
che, donde entró el declarante por curiosidad, pretextando que iba en busca
de una mula súya, reparó que habría treinta y tantas escopetas que las tenían
los mestizos del pueblo de Sicuani, provincia de Tinta; que en el despacho del
obraje, donde también entró el declarante, habia veinte y cinco escopetas que
estaban paradas y encima de una mesá estaba un pedrero chico de cobre; que
entre los demás soldados habría quince o veinte lanzas o lenguetas de hierro
con cabos de palo; que los indios estaban armados con hondas y otros con
hondas y palos y responde.— Preguntado si tenía munición de pólvora y ba-
las, dijo: Que no reparó y responde. Preguntado qué prevenciones tenía Tupa
Amaro para entrar a otros pueblos y si sabe que tenga confederación con ca-
ciques mestizos o españoles de otras provincias, dijo: Que por lo que reparó,
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