Page 486 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
frasco de vino y un vaso de cristal quebrado y en él se hizo beber a todos y a
poco tiempo mandó sacar otro vaso entero en el que también bebieron. Que
estando en la mesa les dijo el dicho Tupa Amaro, que fuesen parciales suyos y
que iba a demoler todos los obrajes y destruir, matando a los chapetones y
corregidores; que los que concurrieron no contestaron, ni hablaron una pala-
bra sobre el propósito de Tupa Amaro; y quienes comieron con él fueron los
siguientes: Pacheco, Noguera, y hermano del declarante Hermenegildo Delga-
do, Asencio Caballero de los Ríos, el declarante y un hijo de Tupa Amaro, que
será de diez y seis a diez y ocho años y que ignora su nombre y otros más que
no conoce el declarante: Que después de comer fue llamando a los caciques
uno por uno y les dio dinero para que compartiesen entre los mismos indios,
y que estos estuviesen de centinelas con sus bocinas en los morros de los ce-
rros y al declarante, con este fin, le entregó veinte y cinco pesos en plata y tres
piezas de bayeta blanca de la tierra sin beneficiar, que una y otra partida la
tiene en ser para cuando convenga restituirla, porque ambas las recibió por no
disgustar en aquel acto a Tupa Amaro; pero que los demás caciques que tuvie-
ron su gente en el mismo Pomacanche, repartieron entre ellos lo que percibie-
ron, de modo, que cuando les faltaba la ropa les volvía a pedir. Que Don Vi-
cente Yepes, hermano del cura, se halló también en la función y demandó
contra Don Bernardo La Madrid, dueño de dicho obraje, mil pesos, expresan-
do que se los debía por derechos de alcabala y Tupa Amaro le entregó dos
zurrones de añil y varias arrobas de brasil bajo de peso. Que el mencionado
Pacheco le participó al declarante que el doctor Don Gregorio Yepes, cura de
dicho Pomacanche, demandó contra dicho La Madrid tres mil pesos de ob-
venciones, y que mandó que se lo satisfaciese en toda la porción de lanas que
se encontró en el obraje; y oyó decir el declarante que habría más de tres mil
arrobas, lo que asimismo comunicó al declarante un fulano Yañes, adminis-
trador de dicho obraje. Que Tupa Amaro, a vista del declarante, mandó llevar
dos peroles grandes: Que también pagó a Pacheco setecientos y más pesos en
ropa de la tierra labrada y en pelo porque manifestó un vale del administrador
y así hizo otras pagas a los que demandaban, usando de jurisdicción como si
tuviese investidura de juez. Que hacia las cinco de la tarde del referido días
lunes regresó el declarante de Pomacanche a Acomayo, su pueblo, a dormir.
Que al día siguiente martes, pasó a Paruro a dar parte al Corregidor de lo
acaecido y habiéndole hallado le comunicó, hacia las ocho de la noche, todo lo
que tiene expresado; y que esa misma noche volvió a salir del pueblo de
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