Page 469 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    (Al margen: Auto).
                    Cuzco y enero once de setecientos ochentiuno.— Visto este escrito y
            las antecedentes diligencias, remítanse a las Reales Cajas y a disposición de
            la Real Junta de Guerra los caudales que se han encontrado en los depósitos
            de conventos, monasterios y Caja de Censos y Obras Pías, para socorro de la
            tropa y demás urgencias de la presente guerra, contestando el oficio de prime-
            ro del que corre, con testimonio de lo obrado. Así lo proveyó, mandó y firmó
            su señoría ilustrísima de que doy fe.— El Obispo.— Ante mí.— Doctor José
            Domingo de Frías.— Secretario.
                    (Al margen: Carta del Rebelde al Cabildo).
                    Muy venerable Dean y Cabildo.— Sin embargo de que con fecha de
            tres del que corre, expuse a vuestra señoría mis deseos propenso siempre a
            evitar las muertes, destrozos e incendios de casas, que no se pueden evitar,
            si la guerra defensiva sigue, por mi parte. Ayer ocho del mismo, habiéndose
            adelantado esta tropa con el ardor que acostumbra, fueron ganando algún
            terreno sin haber ofensa, hasta que la tropa de esta ciudad declaró la invasión
            ofensiva. Las funestas consecuencias, que es preciso se sigan, me obligan a
            representar a vuestra señoría me veo precisado a ponerle a la vista, me instan
            mis indios a que les conceda permíso para entrar a esa ciudad a saco. Si así
            sucede, quedará arruinada, convertida y sus habitantes en pobreza, que es la
            intención que les he penetrado, pues me ofrecen entregarla a mí disposición y
            que por compensativo sólo esperan a poblarla ellos mismos sin permitir otro
            vecindario. Persuadirase vuestra señoría que esta expresión la dicta el temor;
            pero no es así, porque tengo a mis órdenes innumerable gente, que sólo espe-
            ran las que les diese para cumplir lo que prometen. Prevéngolo así a vuestra
            señoría para que este intiligenciado de que mi ánimo deliberado es que no
            cause hostilidad a ninguno y que estos naturales y vecindario están impuestos
            en los contrario por persona que debían informarlos de la verdad, mayormen-
            te cuando nunca me he acomodado a las resoluciones atentadas de esta gente,
            la que anhela a la consumación de su idea y recelo que pasen a su ejecución,
            por aquellos términos que suele dictar la irreflexión, para que ante Dios y el
            Rey se me pueda inferir cargo. Lo pongo yo en noticia de vuestra señoría para
            que por medio del conductor don Francisco Bernales, me comunique su de-
            liberación para ajustar las mías a lo que sea más conveniente. Bien penetrado
            tengo se habrán hecho críticas reflexiones sobre adelantar el real patrimonio,
            cesando los repartimientos por el señalamiento y alcabala de su tarifa; pero



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