Page 471 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            impresionado todo vasallo y patriota, en una causa pública y tan interesante a
            la misma religión y a su majestad como la presente. Por lo que a mi toca, estoy
            obligado a hacer una confesión ingenua, de lo mismo que a todos es bien pa-
            tente, sin otro objeto que el de un ardiente impulso de gratitud al Rey y del in-
            terés común en las referidas causas. Apenas hace un año que estoy posesiona-
            do en esta capital, son bien notorios los crecidos gastos impendidos en la visita
            que entré actuando, ya que no pudieron contribuir las rentas de la mitra, que
            estas han venido a ser muy cortas por la minoración de los dos únicos ramos
            que hacen su total porción y son diezmos y cuartas. Y en el día mucho más
            que los diezmos vendrán a una suma decadencia y lo mismo las obvenciones
            de los beneficios que las pagan, por la desolación del obispado. Que las limos-
            nas de mesadas y semanales que reparten mi mayordomía, desde el segundo
            día de mi posesión ascienden a cantidad crecida de miles anualmente, las que
            hoy están aumentadas en mucho, porque con las invaciones que han hecho los
            rebeldes en los pueblos se han refugiado a la ciudad, de todas partes, multitud
            de pobres que piden con justicia el sustento y sólo dejarán de ser socorridos
            cuando falte el pan a mi mesa, por lo que no sufragando las rentas del obispa-
            do, ha sido indispensable valerme de las de mi patrimonio. Que estas, aunque
            fueron en otro tiempo considerables, se han erogado en diferentes obras pías
            y estarán reducidas actualmente a ciento cincuenta mil pesos en hacienda, y
            no teniendo otro caudal, todas las ofrezco sin interés alguno, para que sobre
            ellas se saquen los caudales necesarios a los gastos o impensas de la tropa. Y
            también hago oblación de mi vajilla, sin perdonar mi pontificial y pectorales,
            lo que tendrá vuestra señoría entendido para dar sobre ello las providencias,
            pidiéndolo el caso y si urgiese la necesidad, no reservaré la plata labrada de
            mi catedral y demás iglesias del obispado. El Promotor Fiscal ha puesto re-
            paro, que habiendo el estado eclesiástico contribuido expontáneamente con
            un donativo de cerca de treinta mil pesos a este fin, se le exija de nuevo a la
            exhibición de sus principales, de que habrán de echar mano para mantenerse,
            por no pagarse los censos y estar decadentes sus fincas, sin que se recurra al
            comercio con alguna derrama y a muchos vecinos ricos que tiene esta ciudad
            y cuyos intereses se tiran a salvar con la misma defensa y de lo contrario llega-
            ría a apoderarse de ellos el Rebelde. El reparo es bien fundado y así lo hemos
            visto practicar en iguales circunstancias, tanto en los reinos de España como
            en los extraños, que debiendo merecer toda la atención de vuestra señoría, se
            ha mandado agregar al expediente. Nuestro Señor guarde a vuestra señoría



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