Page 456 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            nuevo expreso del citado cura de Anta en que me previene que en virtud de
            otra carta orden, que acababa de recibir de vuestra señoría ilustrísima nos la
            comunicase para tener la tropa acuartelada, arreglada y pronta a la disposición
            del señor coronel don Gabriel de Avilés, auxiliándolo con todos los arbitrios,
            fuerzas y gente, a fin de que se ponga con la mayor brevedad en esa capital,
            todo lo que ejecuté al pie de la letra. De suerte señor ilustrísimo, que a la hora
            y media salí a recibirlo con toda ella e hice presente en los mismos términos la
            orden que los tres curas teníamos de vuestra señoría ilustrísima, y seguí con
            toda la tropa acompañándolo hasta la campaña o cuartel, donde se le dispuso
            su alojamiento, en donde le volví a reproducir con nuevas instancias aquella,
            en ocasión que estaba contestando a la de vuestra señoría ilustrísima, y me
            respondió que no había la menor necesidad de incomodar a esta gente, la que
            era más necesaria se retirase al pueblo y con la utilidad de guardarlo en las
            circunstancias presentes, cuyos comedimientos y necesarias razones estaba
            actualmente exponiendo a vuestra señoría ilustrísima y volvería a reiterar en
            su vista, con cuya disposición tuve por conveniente ordenar a los caciques se
            restituyesen al pueblo con toda su gente. Y hoy lunes primero del año, volví a
            su campo con el corto resto que ha quedado de españoles y algunos indios a
            que se le ayudase a la carga de su equipaje, armas y municiones, de que dicho
            señor quedó nuevamente agradecido a vuestra señoría ilustrísima, y camina
            para esa ciudad a las siete y media de la mañana. Mi deseo es el de servir
            y complacer a vuestra señoría ilustrísima en cuanto me mandase como su
            más reverente súbdito, celebraré haber acertado de algún modo en la presente
            ocasión y en todas las que su dignación se sirviese dispensarme. Nuestro Se-
            ñor guarde la importante vida de vuestra señoría ilustrísima muchos y felices
            años. Suriti y enero primero de mil setecientos ochentiuno. Esta a los pies de
            vuestra señoría ilustrísima su más reverente súbdito y capellán. Pedro José
            Bravo.


                    (Al margen: Otra del cura de San Sebastián).
                    Ilustrísimo señor.— Señor: Con el motivo de animar y guiar los indios
            de este pueblo, que caminaron con la expedición, me dirigí con ésta camino a
            Oropesa. Al salir del callejón de la angostura en una pampa que allí se vé a la
            falda del cerro, al lado de Ocororo, se nos presentaron como mil quinientos
            indios rebeldes. Los nuestros luego, les acometieron y han logrado tan feliz
            éxito, que en el término de media hora que duraría el combate, lograron ma-



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