Page 454 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            ya para salir a Urubamba, me escribió el treinta del pasado el cura de Anta,
            previniéndome suspendiese la marcha hasta su aviso por haber tenido noticia
            quedaban combatidos los alzados el treintiuno, que fue ayer, a las tres de la
            tarde. Me comunicó dicho cura de Anta la posterior orden de vuestra señoría
            ilustrísima, a fin de que aprontase la gente a disposición y ordenes del coman-
            dante de la tropa que viene de Lima. Con noticia que tuve de que entraba ayer
            al pueblo de Suriti, pasé a verlo, hícele patente la superior orden que tenía de
            vuestra señoría ilustrísima y de estar la gente pronta y alistada para si quería
            conducirla junta con la suya, estimó mucho la atención de vuestra señoría
            ilustrísima y me dijo, retirase la gente, que no había necesidad de ella. Mis
            deseos son de servir a vuestra señoría ilustrísima con la mayor prontitud y
            desempeñar las obligaciones ton debidas a nuestro soberano. Nuestro Señor
            guarde y prospere la importante vida vuestra señoría ilustrísima los muchos
            años que le pido para todo mi amparo. Guarocondo y enero primero de mil
            setecientos ochentiuno.— Besa los pies de vuestra señoría ilustrísima su más
            rendido siervo y capellán.— Antonio de Silva

                    (Al margen: Otra del cura de Urubamba).
                    Ilustrísimo señor doctor don Juan Manuel Moscoso. Mi señor: Ayer
            domingo treintiuno del pasado, volvimos de Calca, después de haber hecho
            noche allí con toda la tropa que se juntó de los cuatro pueblos de esta pro-
            vincia y de Chinchero con su fiel cacique Pumacahua. Lograron matar el día
            sábado unos como cincuenta enemigos y no más, porque todo el borbollón
            de enemigos que había se había esparcido por sus pueblos, a causa de haber
            muerto en Yucai, el viernes en la batalla, un indio segundo de Tupa Amaro
            que venía de Capitán general mandando toda la tropa de ellos y dos capita-
            nes de los pueblos alzados de Calca y Pisac. No pasamos señor, adelante con
            nuestra tropa por la cobardía y flojera mucha del capitán don José Oliva, que
            ni quiso dormir en Calca con nosotros, sino que el mismo día sábado se revol-
            vió de Calca, con tres o cuatro soldados suyos a repugnancia de toda la tropa
            y nosotros. Que mejor hubiera sido que este cobarde no asomase por acá de
            capitán, porque sólo sirve para amedrentar nuestras tropas. Por lo que hace a
            esta carrera parece que hasta muchos días no volverán los enemigos, porque
            según habían dicho en Calca, estaban ya sin sujeto que los gobernase y todos
            llorosos y muy afligidos se habían partido a sus destinos. Por Lares abajo estoy
            recelando no den otro avance por noticias ciertas que han venido, de que se



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