Page 449 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            a Dios nuestro Señor continue la importante salud de su señoría ilustrísima
            dilatados años, para reparo del bien universal. Anta y diciembre treinta de mil
            setecientos ochenta. Besa los pies de vuestra señoría ilustrísima su más rendi-
            do súbdito y capellán.— Antonio Santiago Farfán de los Godos.— Ilustrísimo
            señor doctor don Juan Manuel Moscoso y Peralta, del Consejo de Su Majes-
            tad, dignísimo Obispo de la ciudad del Cuzco.

                    (Al margen: Otra del cura de Yaurisqui)
                    Ilustrísimo señor.— Mi señor y todo mi respeto: Hoy sábado a las seis
            de la tarde en que hago este expreso, acabo de saber que el Rebelado con tres
            tropas de indios esta en Yanacocha, lugar próximo a la pampa de Ocororo.
            Estos indios alzados vienen con la insignia de una cruz de Palma en las mon-
            teras, con el ánimo expreso de entrar u esa ciudad. No soy más por no dilatar
            el aviso y así a Dios, a quien pido lo guarde muchos años. Yurisque, diciembre
            veintinueve de setecientos ochenta. Besa la mano de vuestra señoría ilustrísi-
            ma su más rendido sobrino y capellán.— Ignacio Benavides.

                    (Al margen: Carta de Su Ilustrísima al Prior de Santo Domingo).
                    Reverendo padre Maestro Prior de Santo Domingo.— En cumplimien-
            to del acuerdo que se celebró el día trece del pasado, sobre el deberse afrontar
            las comunidades regulares para la defensa de los monasterios y ciudad, en
            caso de intentar el rebelde Tupa Amaro invadirla, es llegado el de prevenir a
            vuestra paternidad reverenda esté dispuesto con sus religiosos, para ocurrir
            al monasterio de Santa Catalina a la seña que se dará, con cinco golpes de la
            campana grande de nuestra catedral, con las armas que tuvieren y a cuales-
            quiera hora que se haga dicha señal. Debiéndose mantener en la custodia de
            él, entre tanto que no suspendamos la orden, teniendo cuidado especialmente
            con las puertas de la iglesia y claustrales, para impedir el ingreso de cuales-
            quiera gentes de fuera y salida de las de adentro, a cuyo fin dormirán unos
            dentro de la iglesia y otros en el locutorio, para remudar las guardias que han
            de ser perennes y a todas horas. A esta prevención se mueve la noticia cierta
            que hay, de que dicho rebelde Tupa Amaro tomó la ruta para esta ciudad y se
            halla hoy en los altos de Andahuaylillas. Y aunque no podemos persuadirnos
            lo que intenta, antes bien será castigada su osadía con todo. La precaución
            produce siempre efectos favorables, lo que tendrá vuesa paternidad reverenda
            entendido para dar las disposiciones correspondientes. Nuestro Señor guarde



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