Page 446 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
su nombre en este temporal urgente. Somos, veintiocho de diciembre de sete-
cientos ochenta.— De vuestras mercedes afecto.— El Obispo.
(Al margen: Otra al cura de Urubamba).
Señor doctor don Manuel Gayoso.— Luego que recibí la de vuestra
merced, pasé un oficio a la Junta para que sin dilación socorriera esa villa de
Urubamba y se impidiese el corte de su puente. Así lo tienen practicado, remi-
tiendo una compañía de más con sesenta hombres, sus oficiales, veinte fusiles
y cuarenta lanzas. No dudo que con este auxilio, la conducta del capitán Oliva
y los paisanos, sabrán vuestras mercedes los curas de esa provincia concurrir
al desempeño de sus personas en la defensa de este paso tan necesario para la
comunicación de las provincias de esta otra banda con esta capital del Cuzco.
Que yo tendré presente el mérito de vuestras mercedes para saberlo premiar.
Y doy a vuestras mercedes las gracias del empeño en que han mirado hasta
hoy por la defensa de sus pueblos y libertad de sus ovejas, contra la irrupción
de los amotinados. Somos, veintiocho de diciembre de mil setecientos ochen-
ta.— De vuestra merced afecto.— El Obispo.
(Al margen: Otra al cacique de Chinchero).
Mi querido gobernador de Chinchero don Matías Pumacachua: Hame
informado el doctor don Antonio Valdez, la actividad y celo con que usted
se ha manejado en la expedición que se dirigió a la provincia de Urubamba
contra los amotinados de Calca. Mérito que tendré presente para exponerlo al
Soberano. No dudo que este Cabildo y Junta de Guerra le premiaría (como me
ha ofrecido) con crecidas ventajas. Hoy a instancias mías vuelve a destinarse
nuevo auxilio a la defensa del sitio tan necesario para la comunicación de las
provincias de la otra banda del río, y supongo concurrirá vuestra merced con
igual honor y esfuerzo a su defensa con que obró en la derrota de los amoti-
nados de Calca, teniendo presente es tiempo de granjearse honor y reputación
para su persona y familia. Acompaño a ésta una medalla que en prueba de la
atención que me merece, le consigno con indulgencia plenaria, aplicada para
la hora de la muerte, con la virtud de remitir sus culpas confesándose vuestra
merced contrito de ellas. Cuzco, veintiocho de diciembre de mil setecientos
ochenta.— De vuestra merced su afecto servidor.— Juan Manuel, Obispo del
Cuzco.
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