Page 439 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
que para ello tuvieron de su jefe sedicioso. Y cortando de esta parte los demás
puentes, sólo continuamos y aún facilitamos los designios contrarios; estos ya
se traslucen al aprovechamiento de aquellas tropas inquietas, en todas las es-
pecies de granos de la quebrada de Urubamba, viendo en términos de alimen-
tar al enemigo y hacerlo vivir en tanta cercanía redundando este perjuicio, no
sólo contra los simientes existentes en los trojes de aquella banda y cosechadas
ya, sino también contra las que ya van razonando, de que se servirá el enemi-
go. Con este allanamiento no sólo se insolentan Tupa Amaro y todos sus in-
dios para promover su temeraria empresa, sino que también se hace nuestro
partido contentible y aun odioso a los demás pueblos que se hallan en expec-
tación de la parte que triunfa y de la que es vencida, de la que se engrosa y de
la que se debilita, para declararse y contraer su neutralidad. Porque quien al
verse retirar una tropa, los vecinos de las comarcas, fugitivos y llorosos, invá-
lidos, viejos y mozos, niños, hombres y mujeres, sin más auxilio muchos•que
el de su pobre ropa, desarraigado de su tal cual establecimiento, en que acaso
no pocos se mantendrían con las hortalizas de un corto terreno, que aquí no
hallarán como ni tampoco casa en que abrigarse, ni cubiertos con que situarse
en los campos y plazas. Quien (vuelvo a decir) al ver esta lástima, no creera
que nos hallabamos en el último grado de conflicto y cuantos de los indios y
mestizos, cuyas alianzas nos eran necesarias, no habrán ponderado con este
espectáculo visible la potencia del rebelde Tupa Amaro, proponiéndose seguir
sus banderas llegado el caso de la batalla que se dispone la ciudad, atemorizán-
dose con una diligencia, que si es precisa en el conflicto último, es nociva si se
practica como se ha practicado antes de tiempo, según lo acreditan los mis-
mos hechos como de no haber procedido fundamento alguno positivo, que
hiciese más probable la pronta entrada del Rebelde a esta ciudad? Tenemos
centinelas avanzadas por todas partes y una de ellas, que es la de Ocororo, a
distancia de tres o cuatro leguas; y era más que verosímil que alguna de estas
si no todas avisaren la mancha del enemigo, que por la misma multitud no•po-
día ocultarse ni dejarse sentir. Estos pasos se habían de dar paulatinamente y
no en instante, ni en un día como debía ser, para que Tupa Amaru entrase en
esta ciudad la víspera de Pascua por la noche, como se creyó, para dar las pro-
videncias de retirada a la caballería de Guaillabamba. Y si para este fin no eran
suficientes las conjeturas, que con facilidad manifestaron las cartas y papeles
que: en aquel día se recibieron, mucho menos bastan pata las ulteriores órde-
nes de cortar el puente de Urubamba y transportarse a esta ciudad todos aque-
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