Page 434 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
llevaba la sedición en un combate, que les mataron los nuestros algunos con
que pudieron escarmentar. Mucho mayor y más completa sería la acción si la
tropa fuera de gente resuelta y animosa y comandada de sujetos expertos en la
disciplina militar, pero el jefe y oficiales han sido unos señoritos delicados y de
ninguna pericia, por cuyo motivo se halla la tropa acobardada y sin la debida
subordinación, cuyo número a lo más es de ciento cincuenta y la demás gente
es aquella, que por inútil la tenía desechada vuestra señoría, que siendo de
esta clase, mal podría resistir las avenidas de los enemigos en defensa de este
puesto tan esencial e importante, que abandonado se les deja a los rebeldes
el campo para discurrir por toda la quebrada, arruinarla y pasar infestando
todos los demás pueblos con lo que nos veremos sitiados enteramente y que
su reconquista costará mucha gente y mucho caudal al Rey.— Sin embargo de
que por estas reflexiones poderosas, se debía auxiliar con nuevo refuerzo de
gente de satisfacción a la que se halla destacada en el dicho puente de Guailla-
bamba, digo no sin admiración, que se a dado orden para que se retire dicha
guarnición. De aquí serán las consecuencias muy funestas e irreparables los
daños, y cuando esta determinación se lleve adelante, tampoco puedo yo per-
mitir perezcan mis curas y los sagrados paramentos, a vista del incendio de la
iglesia de Calca, y que corren voces han muerto al cura de Coya, y así los man-
daré retirar con los vasos, utensilios y paramentos, dejando abandonadas sus
iglesias. No me persuado que vuestra señoría permita tal cosa, y más cuando
el socorro que se puede hacer con solos doscientos hombres mal armados y al
mando de un oficial de honor, como llevo dicho, con orden de perseguir a los
rebeldes y escarmentarlos. Así lo represento a vuestra señoría, suplicándole
diga a dicho Cura Valdez y no permita se pierdan estas nuestras poblaciones,
que están en estado de conservarse y por las demás resultas que omito expre-
sar por demasiados patentes.— Y porque éste es un asunto de la mayor grave-
dad que puede ofrecerse si acaso esta Real Junta tiene fundamentos, para que
alguno de los que la componen, no vaya a esta expedición, yo me ofrezco a ir
muy gustoso con los doscientos hombres, cien armas y respectivas municio-
nes, pues me llora sangre tanta pérdida y protesto por la causa de Dios y del
Rey, que si no los reduzco a la obediencia, sabré contenerlos de modo que no
debamos recelar por aquella parte, las fatalidades que nos amenazan. Vuestra
Señoría medite la cosa con madurez que pide y que en este lance aseguro no
empeñare acción que nos aventure la satisfacción a que aspiramos y por la su-
perioridad, determinándose lo que convenga sin pérdida de momento.— Nuestro
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