Page 280 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
Murieron muchos de estos inocentes, unos despedazados, otros sofocados,
y otros golpeados contra el suelo, y contra las piedras; algunos quedaron sin
padre ni madre, y eran otros tantos corderos quedaban tiernos balidos, y ex-
citaban la mayor ternura sin hallar bajo del Cielo otro auxilio que el de la
tierra que pisaban regada con la sangre de los que acazo havian tenido mejor
suerte muriendo. Este es un hecho mas digno de admiracion y horror que de
una extensa referencia. Seria renovar el penetrante dolor que aflige nuestros
corazones descrivir con individualidad este lamentable suceso que solo debe
trasmitirse a la memoria de la posteridad para que sea mas conocida y abomi-
nada la empresa del Rebelde Tupac Amaru.
No quedaron los Yndios que perpetraron tan detestables excesos sin
la pena que merecian, aunque esta no fué con digna satisfaccion a tan gigante
crimen. Con noticia que tuvieron los Curas de aquellos Pueblos y nuestros
Soldados de lo acaecido en Calca, pasaron alla en compañia del Cacique de
Chinchero, y sorprendieron a los delinquentes que felicitaban en la Plaza con
un banquete muy festivo su antecedente triunfo de mugeres, viejos, y mucha-
chos indefensos, dexaron muertos mas de 50 y los demas se escaparon por
los Cerros: entre estos un Mestizo orrendo en fealdad con el labio dividido
en tres partes que parece un Dragon, que tuvo animo para antes y despues de
matar a una infeliz muger blanca, a su Marido, y a sus hijos, usar de ella car-
nalmente dentro de la Yglesia del dh° Calca; pero fue preso y conducido a la
Carcel del Cuzco donde pagará su delito. Aqui recrudeció la llaga que dexo en
los corazones la noticia de las fatalidades que se han apuntado; porque apare-
ciendo varias Criaturas que havian quedado huerfanas, lloraban acidas de los
Eclesiasticos que havian acompañado la tropa, y estos se vieron precisados a
pasarlas a Guayllabamba sin saber que adbitrio havian de tomar viendo que
tanto inocentes les preguntaban con la voz del llanto a quien los dexaban?
como lo asegura el Dr. Valdez quien participó del merito y sentimiento en esta
ocasion.
Es digna de advertirse la reflexion de los Yndios en estas victorias, en
medio de hallarse desnudos muchos, y hambrientos que no quisieron mez-
clarse en los viveres y ropas que dexaron los vencidos, diciendo ser despojos
de unos hombres descomulgados. Tanto aprovechó la censura publicada por
el Sr. Obispo que ha repetido el efecto en el sitio de Saylla, junto al Lugar
que llaman la Angostura. Comandó esta Gente, Dn. Joaquin Balcarta (o Bal-
carcel), y murieron cerca de 400 Yndios, haciendo la misma resistencia los
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