Page 109 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
voluntarios y aventureros, que se nos quieren unir y piden se les permita to-
mar partido. En esta expedición va mandando el cuerpo de Dragones de Mili-
cias su Coronel el Señor Don José Antonio de Banda y con esto acabo, por que
no hay tiempo para más, diciendo que así contesto a la que Vuestra Señoría
Ilustrísima me escribió con fecha de 12, 17 y 21 de noviembre próximo: Aña-
diéndole que todas las providencias que Vuestra Señoría Ilustrísima ha dado
por su Ministerio Episcopal, han merecido universalmente aquí un aplauso
digno de su celo y muy propio del amor con que se desvela en obsequio de la
causa de Dios, del Rey y del público.— Nuestro Señor guarde a Vuestra Seño-
ría Ilustrísima muchos años.— Lima 7 de diciembre de 1780.— Ilustrísimo
Señor.— Besa la mano de Vuestra Señoría Ilustrísima su mas atento y seguro
servidor.— José Antonio de Areche.— Ilustrísimo Señor Obispo del Cuzco.
(Al margen: Carta)
Ilustrísimo Señor Visitador General Don José Antonio de Areche.—
Ilustrísimo Señor.— Muy venerado Señor mío: no cabe en la expresión todo el
gozo de que me hallo poseído con la estimada de Vuestra Señoría de siete del
que corre, pues este ha sido a proporción de las pasadas amarguras que he te-
nido que tolerar por los males y daños públicos, que ha causado la infame y
sacrílega rebelión de José Tupa Amaro Cacique de Tungasuca y sus monstruo-
sos progresos al ver que este asunto tan interesante ha debido a Vuestra Seño-
ría Ilustrísima tanta atención que le ha obligado a la resolución de dejar su
quietud y reposo, y ponerse en marcha a esta ciudad, sin embargo de los que-
brantos de su salud y gravísimas ocupaciones. A la verdad Señor Ilustrísimo
que si me es sensible la incomodidad que este motivo causa a Vuestra Señoría
Ilustrísima, puede considerar de cuanta complacencia me será el que la provi-
dencia haya dispuesto las cosas de forma que yo consiga los deseos de conocer
a Vuestra Señoría Ilustrísima, ofrecerle mis respetos y hacerle patente toda la
fuerza de mi inclinación: estos objetos me han hecho incontenible y los he
sensibilizado con repiques universales y una salva de artillería a que corres-
pondió el clamor y alborozo de todo el pueblo congregado, que se explicaba
con las voces de viva el Rey y el Señor Visitador General que haciendo esto en
mi ternura la manifestaron mis ojos: Con esta satisfacción gustosa respira hoy
la congoja de este atribulado pueblo y se han alentado los espíritus decadentes,
prometiéndose por este medio redimirse de las calamidades que los oprimen
o estoy tan persuadido en que solo la presencia de Vuestra Señoría Ilustrísima
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