Page 556 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
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            cuales no es justo irrogarles el agravio de incluirlos en el número de aquéllos.
            La adulación de los súbditos, procura siempre imitar no sólo los vicios de los
            superiores, sino aun los defectos personales, según nos lo refiere la Historia
            del Grande Alejandro. Afirmando que porque este Príncipe, naturalmente,
            estaba impedido de caminar con la cabeza recta, hacían estudios sus áulicos y
            cortesanos de llevarla ladeada. Lo mismo ha sucedido a los curiales y súbditos
            del Señor Moscoso; reconociéronle ingrato e infiel al Rey; el odio implaca-
            ble con que aborrece a sus ministros, y su mortal enemiga contra los euro-
            peos; y considerando que en nada podían agradarle tanto como a seguir estas
            máximas, se propusieron imitarle, y lo han cumplido muy a satisfacción suya,
            según acreditan los hechos resultantes de autos, y exprimidos en las represen-
            taciones. No pueden leerse sin asombro los excesos del Cura de Coporaque,
            Don Vicente de la Puente, extractados con justificación al N° 15 y siguientes
            de la segunda Consulta; porque además de manifestar cumplido su propósito
            de usurpar la Real Jurisdicción, como Comisionado de Su Ilustrísima, están
            publicando el espíritu de partido con que se atrevió a ofender al Corregidor,
            insultando a su sustituto Balza, después de haber cometido las criminalidades
            más enormes en el pueblo de Yauri, el 27 de Abril. Arriaga y Balsa representa-
            ron al Señor Moscoso los desórdenes de Puente, tanto en el desempeño de su
            comisión, cuanto en su conducta de Párroco; y bien distante de castigarle, ni
            aun reprenderle, se declaró más descubiertamente su protector; pues sin em-
            bargo de constarle su extracción obscura, sus vicios notorios, y su detestable
            modo de pensar, nombró Su Ilustrísima al Cura de Coporaque, Vicario de la
            Provincia de Tinta, a los pocos días de los alborotos de Yauri, con agravio de
            otros eclesiásticos más beneméritos de ella; y además se constituyó su panegi-
            rista el Señor Moscoso, incurriendo en aquella terrible sentencia de Isaías: Vae
            qui dicitis malum bonum ponentes tenebras. Lucem &. Lucem tenebras &.
                    Después le proporcionó uno de los mejores curatos del Obispado, y
            actualmente de resulta de la muerte de los provisores Tristán y Frías, parece
            que le ha confiado su despacho privado y público.
                    Tampoco puede ponderarse debidamente la injusticia de la excomu-
            nión fulminada por el Provisor, Don Juan Antonio Tristán, contra el Coronel
            Don Antonio de Arriaga; porque no es capaz de explicarse toda la malicia
            con que fué expedida. Ella no debe decretarse contra persona alguna, sino
            sobre público pecado mortal; y después de  predecer  las correspondientes
            amonestaciones, según opinión común de los autores, fundada en varios



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