Page 532 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
La verdad desnuda
muerte de mi tío, publica los extremos de sentimiento que hicieron los Indios
por ella.
65.-El último fundamento, Señor, es el suceso del Provisor Don Juan
Antonio Tristán que acabamos de ver, el que ciertamente es un comprobante
manifiesto de cuanto va indicado, meditadas sus circunstancias con juiciosa
crítica. Luego que llegó a esta Ciudad vuestro Visitador General, bien fuese
por temor de las penas en que se contempló incurso, o bien por estímulos
de su conciencia, considerando los graves e irreparables perjuicios que ha-
bía ocasionado a mi tío, a todo el Reino y a mí, padeció un gran trastorno
su ánimo. Unos graduaron locura su mudanza. Pero otros, más prudentes,
opinaron que nunca había tenido mejor juicio. El tema de sus discursos era
que el Obispo estaba condenado, y lo había condenado a él; (lo sé por persona
muy caracterizada, que se lo oyó repetidamente), y dicen que añadió alguna
vez: ahora verá el Obispo como se castigan Obispos malos. Incubaba mucho en
la separación del siglo, haciendo supuesto de que sólo una religión penitente
podría conducir su espíritu a la Bienaventuranza. Y en uno de estos días se tiró
una cuchillada al pescuezo, diciendo: si me han de ahorcar por el Obispo, mejor
quiero quitarme yo la vida; y lo hubiera conseguido entonces si no le socorren
prontamente, por lo que sólo se hizo una ligera herida. Con este motivo y para
librarle de sus aprehensiones melancólicas, lo llevaron a convalecer a Urqui-
llos (lugarcito inmediato), y sin otra enfermedad murió a últimos de Junio,
con algunas sospechas de que le abreviaron su fin los que no gustaban hablase
tan claro. El Provisor era hombre capaz y el modo de explicarse apuntado, en
una de las mayores pruebas de que aunque tarde, alcanzó los cuantiosos daños
que el Obispo y él habían irrogado a Arriaga; el Obispo por capricho y razón
de Estado de su Soberanía en estas Provincias, y el Provisor por no desagradar
al Obispo, separándose de sus ideas.
66.-Vuestra Alteza, Señor, con su superior perspicacia y profunda
comprensión, descubrirá mejor que nadie el mérito de estos antecedentes
ciertos (entre otros muchos que omito contemplándolos suficientes) y sabrá
deducir de todos la consecuencia más legítima, para aprobar o despreciar mi
conclusión propuesta, mientras paso a relacionar, verazmente, la conducta de
vuestro Visitador General Don José Antonio de Areche en el desempeño de la
comisión del Virrey para descubrir el origen cierto de la sublevación presente
de estas Provincias.
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