Page 526 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
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            la desgracia de mi tío, y sus trabajos. Contiene varios indicios de complicidad
            contra vuestro Reverendo Obispo y otras personas de esta Ciudad; pero remi-
            tiéndolos todos al prudentísimo examen de Vuestra Alteza, sólo quiero apun-
            tar dos hechos que allí se refieren. 1° que habiendo mandado Túpac Amaru a
            Lamadrid que escribiese cierta esquela a un amigo suyo, le trajeron a la prisión
            para este efecto un medio pliego de papel con esta inscripción en su Cabeza:
            «Ilustrísimo Señor Don Juan Manuel Moscoso y Peralta», y que después se-
            guían tres renglones, que queriendo leerlos se lo impidió Mariano de la Banda
            arrebatándole el papel de las manos. 2° que habiendo escrito el mismo Don
            Bernardo de Lamadrid un billete a la mujer del insurgente el día 8 de Noviem-
            bre, haciéndola presente los muchos beneficios que la debía ella, y toda su
            familia; y que en esta atención intercediese con Túpac Amaru, para que no le
            quitase la vida, le respondió de palabra, por medio de Antonio Bastidas: que
            tuviese paciencia (son expresiones de Lamadrid) hasta que llegase una carta
            que su marido estaba esperando del Cuzco, para ponernos donde merecíamos.
            Ambos pasajes prueban, lo uno que el Rebelde tuvo correspondencia con este
            Reverendo Obispo; y lo otro que en el Cuzco estaba el árbitro de las vidas del
            Corregidor y los demás prisioneros de Túpac Amaru. Don Antonio de Arriaga
            es constante que no tenía en esta ciudad más enemigos que el Obispo y sus
            curiales, porque todo su vecindario le amaba mucho. También es notorio que
            el Rebelde a nadie quitó la vida a sangre fría, sino a mi tío; con que parece se
            demuestra la consecuencia indicada.
                    56.-Cuando vino al Cuzco el Cura de Tungasuca, Don Antonio López
            de Sosa, después de la muerte del Corregidor de Tinta, y después de la desgra-
            ciada expedición de Sangarara, llegó una tarde, y sabiéndolo la Junta de Gue-
            rra que aquí se formó, lo mandó llamar al momento, para tomarle declaración
            como correspondía. Retúvolo vuestro Reverendo Obispo hasta deshoras de la
            noche; y a ese tiempo lo remitió a la Junta convoyado de dos familiares suyos
            y dos notarios, que no le perdieron de vista, hasta que finalizada la diligencia
            lo restituyeron al Palacio Episcopal. Y bien fuese porque iba instruido, o bien
            por respeto de los espías que le acompañaban, hizo una declaración de insen-
            sato; siendo así que es hombre capaz y de buena razón. según lo requiere su
            Ministerio.
                    57.-Este eclesiástico según lo asienta el Sargento Mayor Don Juan de
            Figueroa en otra carta que también me escribió a Lima, y se halla a f... del Cua-
            derno 9, pudo evitar fácilmente la muerte de mi tío, si hubiera querido. ¿Pero



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