Page 376 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Estado del Perú
por un balcón de su cuartel, estaban ya, en igual competencia, combatiendo
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al Fuego enemigo; trabáronse los dos dioses, Fuego y Nilo, con sus partida-
rios, que se creía que Marte estaba en su bélico teatro lleno de iras, despi-
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diendo darlos, lanzas a cual mejor; y (que) Boanerges, con rayos y relámpagos,
conteniéndolo a brazo abierto, o que Moisés, para el gobierno de sus tribus,
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estaba renovando la solemnidad del Monte Sinaí, porque se dejaba ver aquel
espectáculo guerrero con el auxilio tan varonil que dió sólo el comercio, tan
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horrible y tremendo que obligó, a los que sin pestañear miraban, a imaginar o
que el Dios de la Naturaleza padecía, o que el Mundo se acababa.
Y aunque, con bastante gente de su comando, salió al auxilio el nunca
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bastantemente alabado Don Mateo Pumacahua, Gobernador del pueblo de
Chinchero y Coronel General de los indios, de cuyo beneficio también goza,
con el mayor lauro, el otro Cacique de Anta Don Nicolás de Rosas, por sus
muy esclarecidos servicios; la Ciudad como nunca experimentada de tal fun-
ción militar, estábase por cada instante atónita, asustada, temerosa y más des-
animada, a causa de que los que descendían de aquel sitio, traían tan malas
nuevas de derrotados, con cuya noticia, en vez de salirles al encuentro, queda-
ron como perdidos.
Gloria a Dios que a la misma hora, según dicen todos, el otro trai-
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dor Diego Navarro, vulgarmente nombrado Túpac Amaru, hijo de Marcela
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Noguera, mestiza, mujer soltera, y primo hermano de José Gabriel (Túpac
Amaru), estaba atracado en el estrecho de Paucartambo, por sus generosos
y arrojados moradores; quienes, como tan leales y nobles vasallos, ni leve-
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mente quisieron asentir a sus arbitrarias propuestas que el traidor les hacía,
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76. Toda la Ciudad estaba desmayada, las columnas auxiliantes acuarteladas, sin armas, ni orden para salir a la palestra, cuando el
Traidor se iba apurando, con el mayor empeño a quererse entrar. En las compuertas de las trincheras más principales había guardias,
quienes atajaban el paso a los que salían a la contienda, porque no habia orden. [nota del autor]
77. Los muchachos de los conventos y panaderías, con más otras mujeres y varios voluntarios, solamente, hicieron la guerra; y después
salieron los cuarenta hombres del comercio a competir con una infinidad de indios. [nota del autor]
78. Exod. cap. 19. [nota del autor]
79. Contra toda orden salió el comercio a dar auxilio, con tanto aguacero que fué milagro el que se hubiese dado fuego, y mayor
milagro avanzar a los rebeldes. [nota del autor]
80. Estos indios son los chincheros, terror de los de tierra arriba, y cuando salían éstos a darles guerra, los consumían por cientos en
dos instantes. Todos los indios se volvieron chincheros, y en el Collao todos eran carabayas. [nota del autor]
81. Estaba combatiendo el traidor José Gabriel, en Piccho, cuando Pumacahua remaneció de repente del Socorro y lo arrestó (lo
detuvo); luego que llegó a las faldas de Piccho, el Traidor dicen que se alentaba, juzgando ser su hermano Diego. [nota del autor]
82. Diego tuvo sentencia de morir atenaceado, y sólo murió ahorcado. Cuando salió de la cárcel, a cumplir su destino, todos dijeron:
«ya sacan a Diego Túpac Amaru»; entonces su madre que estaba parada en el pretil del Cabildo, para ser quemada, con la mayor
impavidez, dijo: «no le digan Túpac Amaru, que no lo es, sino hijo de Navarro, español; mi hijo no es indio, con que si es así, tampoco
es Condorcanqui». Los Condorcanqui son unos indios muy ordinarios de Surimana, de cuya descendencia es José Gabriel; el Túpac
Amaru le viene tantum de apellido muy de fuera. [nota del autor]
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