Page 372 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
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            reliquias de toda esta metrópoli, en todos eventos, el Señor de los Temblores
            y Nuestra Señora de Belem, que fué sino echarse valedor entre los brazos di-
            vinos, interponerse,llorarle, suplicarle, como único mediador entre Dios y los
            hombres, que lo es Vuestra Señoría Ilustrísima por su alta dignidad episcopal;
            hízose ésta (procesión) con tal seriedad y ejemplo para lo posterior, que causó
            una consternación tan espantosa, por lamentable; pues acompañaron aun los
            cielos en el sentimiento. Con este tan vivo ejemplo de penitencia sus habita-
            dores clamaban al Cielo, pidiendo auxilio, les socorriese en aquel lance tan
            amargo, en el que les había puesto, por sus pecados, el rebelde, traidor, ingrato
            y sacrílego Antioco Túpac Amaru; Vuestra Señoría Ilustrísima coadyuvado de
            las fervorosas oraciones y meritorias deprecaciones de las Sagradas Religio-
            nes, con las manos extendidas al Cielo, se le asía de los brazos al Dios de las
            venganzas, entrando en partido, o que les hubiese perdonar de este castigo, o
            le habiese borrar del libro de la vida: Aut dimite illis hanc noxam aut daleme
            de libro tuo quem scriptisti;  así atestigua aquella amorosa carta pastoral que
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            Vuestra Señoría Ilustrísima echó en lo más fuerte de la Rebelión. 68
                    Lloraba su tierno corazón sin consuelo, otro que Jeremías, de conside-
            rar que su amada Jerusalem se había de ver sola y destituída de sus moradores,
            cuando siempre se ha ostentado abastecida de los vivientes, que había de vestir
            galas de viudez, la que era señora y madre de todos; que siendo princesa, por
            cabeza de todas las provincias, había de verse tributaria la que siempre era li-
            bre; de concebir que las imágenes más devotas se habían de llorar estropeadas;
            al Augusto Sacramento, por los suelos; las esposas de Cristo, disipadas; el sa-
            cro sacerdocio, consumido; en una palabra, con un indecible sacrilegio, todo
            fenecido; y entre ellos Vuestra Señoría Ilustrísima, otro Eleázaro, mártir por la
            ley y por el Rey.  Aquel andarse celoso y vigilante, sin dar el preciso tributo a
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            la Naturaleza, ni hacerle buen rostro al tiempo, sólo por sosegar al rústico vul-
            go, y sorprender en su origen la amenazada sedición, que sus ocultos traidores
            quisieron hacer;  que así indicaban sus continuados pasquines, convidando al
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            rústico vulgo para el estrago. Aquel concurrir, sin fatiga, con los señores jueces
            de la Real Junta de Guerra, arbitrando lo más seguro y conveniente, sin más
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            67. Exod. 32-32. [nota del autor]
            68. Con grande consuelo de todos, corrió la Pastoral por todo este Collao y sus distritos. [nota del autor]
            69. 2. Mac. 6-30. [nota del autor]
            70. Estos son los siete ajusticiados que ocultamente se armaron contra la ciudad (del Cuzco), y fueron denunciados por el Cacique de
            Oropesa, Don Pedro Sahuaraura, según consta de los autos y de las dos certificaciones que dió la Real Junta de Guerra, a favor de sus
            hijos y hermanos. [nota del autor]


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