Page 373 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
P. 373

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            fin que evadir de esta cruel pensión a su amada grey, y mantenerla sujeta, tran-
            quila y obediente a su Señor Natural. Aquel rebelar Dios sus secretos, por me-
            dios no imaginados;  aquel comunicar a los más humildes, y esconder de los
                                71
            sabios, prueba es muy evidente, de que todo se debió y mereció a las continuas
            oraciones y rogativas que Vuestra Señoría Ilustrísima hacía al Cielo, como tan
            propio pastor de este rebaño católico. A las obras meritorias y condignas que
            Vuestra Señoría Ilustrísima ejerció en la Ciudad, con el vivo ejemplo de una
            pública penitencia y lágrimas de perlas finas, que virtieron sus moradores en
            holocausto, se consiguió el que el Brazo Omnipotente aplace sus iras, y miti-
            gase sus enojos hasta ahora.
                    Incurrió Olimpia, por muchas veces, en graves delitos de traiciones,
            alevosías, ingratitudes y otros enormes delitos contra Alejandro, su hijo, pu-
            diendo vivirle muy reconocida, obligada y correspondida a los grandes be-
            neficios y mercedes, que merecía de sus manos; y como delitos de esta clase
            eran contra su real corona. Antipatro, su privado, como su leal vasallo, cogió
            la demanda a favor de su Monarca; hízole causas a la infeliz Olimpia, y puso
            los autos en manos de su Señor; salió enfurecido Su Majestad con estas im-
            pensadas nuevas, a ejecutar con el más vivo deseo un atroz ejemplar para lo
            venidero, aún dispensando las leyes naturales de honrar a los padres; empezó
            a hacerla cargos de la mala versación de sus tratos; y ella, para el descargo,
            acudió a sus ojos; y apenas se asomaron aquellos invencibles valedores para
            hablar, hechos ríos por sus mejillas, cuando Alejandro rompió el proceso, y
            olvidó el delito. Repetía el privado con la acusación, y Alejandro con el olvido;
            culpa de descuidado al Rey el privado; pero el Monarca noticioso de la queja
            dijo: «ignora Antipatro la extraña desarmada de mi diestra; pues haga una
            cosa Antipatro, si quiere ver de pronto el castigo, haga que no llore Olimpia,
            o no se canse en proponer delitos contra ella; porque aunque se representen
            alevosías, pero si se interponen los ojos, imposible es que con este amago no
            se desarme mi diestra».
                    Hallábase delincuente la Ciudad (del Cuzco) contra la Majestad Divi-
            na, sobre haber recibido continuos favores de la piedad soberana; mas como
            delitos de esta clase no se habían de pasar impunes, determinó el Brazo Om-
            nipotente sacudir sus iras. Sacuda la justicia su castigo, hagan su deber las
            __________________
            71. Admiróse la Ciudad de que siendo de la sangre (Sahuaraura). se hubiera negado al alzamiento; y para hacer el estrago no faltaba
            más que él, y si esto lo logran, no sé qué hubiera sido. Los chapetones todos estaban muy unidos en el Cabildo, y bien armados. [nota
            del autor]


                                               372
   368   369   370   371   372   373   374   375   376   377   378