Page 369 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            aventajado, dejándonos, con este noble como heroico hecho un vivo ejemplar,
            para saber correr, sin fatiga, en el debido servicio de ambas Majestades. Por
            lo que la noble e ilustre persona de Vuestra Señoría Ilustrísima no sólo se
            mira hoy adornada con la mitra que ocupa, sino aún sobre ella puesta una
            corona del más rico oro de Arabia, por sus leales y magníficos servicios, que
            hechos carbunclos, diamantes y perlas finas, lucen en ella como signos de sus
            heroicidades laudables, como prendas de la gloria de su honor, como obras
            de su virtud: Corona aurea super mitram eius expreso signo santitatis, et gloria
            honoris, opus virtutis et desideria oculorum ornata tan lúcidos y hermosos que
            es el deseo de los ojos de los hombres: oculis hominum grata, como leyó Du-
            hamel. Y ahora con mayor razón, podrá decir Vuestra Señoría Ilustrísima con
            el Apóstol: reposita est mihi corona justitie quam reddet Dominus mihi in illa
            die iustus inde non solum autem mihi sed et us, qui diligunt adventum eius. 58
                    Justo es y muy justo nuestro amabilísimo Monarca para retornar no
            sólo a Vuestra Señoría Ilustrísima el premio que le corresponde, sino aun a
            todos sus leales vasallos;  pues no tiene más que explanar su Real clemencia,
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            que es muy poderosa, para levantar a la más alta esfera de la fortuna, y colocar
            con los príncipes de su pueblo al más infeliz, que yace postrado en el grado
            más ínfimo de la desdicha, que lo experimentó David, cuando dijo: aperis tu
            manum tuam at imples omne animal benedictione.
                    Propuesto tengo el sistema de mi intento, que es vindicar el impon-
            derable peso del recomendable honor de Vuestra Señoría Ilustrísima, y para
            probar esta aserción, no pido autoridad de respetos de graves señores, ni quie-
            ro apadrinarme de dichos o noticias, donde tienen lugar los engaños; diré, sí,
            lo que mis ojos han visto desde su principio, mis manos han palpado, lo que
            mis oídos han oído, por ser todo de pública voz y fama, y la experiencia, como
            maestra de las ciencias ha demostrado. Y si con todo no hallaren lugar mis
            razones, para persuadir al mal afecto, resonaré cual otra trompeta de Jeremías
            (sic), con voz fuerte y valerosa, en todo este hemisferio, para que oigan todos,
            y sepa el mundo que Vuestra Señoría Ilustrísima, cual otro Fénix amante, se
            abraza entre las llamas del Real incendio, para vivir eternamente en los anales
            del tiempo.

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            58. Timot. 4-8. [nota del autor]
            59. En este Virreinato de Buenos Aires, muchísimos han ascendido en puestos y en empleos seculares y eclesiásticos. [nota del autor]




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