Page 370 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Estado del Perú
Opóngase la maledicencia, y juzgue como quisiera; pero los leales ser-
vicios de Vuestra Señoría Ilustrísima, saliendo a campaña, dirán lo contrario;
y para mayor prueba pregunten y digan del estado de todo el territorio suble-
vado; echen la vista a los climas más remotos,y verán como están todos muy
guarnecidos de la paz, sosiego y tranquilidad, efectos del indulto concedido, y
aunque no quieran palparán estas breves consecuencias del perdón general, se
desengañarán y depondrán persuasiones, que por sofísticas quieren deslum-
brar los ojos de la razón, y conocerán los buenos oficios que Vuestra Señoría
Ilustrísima ha practicado en beneficio de todos y de este tan vasto Imperio.
PARRAFO III
Pruébase lo propuesto con ejemplares practicados en servicio de Su Majestad,
y se verá como no las balas y pólvora tuvieron su lugar, sino el amor
y la caridad con que Su Ilustrísima los convenció.
Aquella infeliz situación de ánimo en que se vió la Ciudad, aquella fa-
tiga que experimentó lo que era reina y cabeza del Perú, digo la noble, ilustre,
leal y gran ciudad del Cuzco; aquel no imaginar sus habitadores, hacer buen
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rostro con la Parca, a causa de que muchos de valerosa fama ofrecieron sus
únicas vidas en el pueblo de Sangarara en obsequio del Soberano; prueba es
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evidente tal de que la justicia divina, y sus propias culpas se armaron contra
ella, como unos terribles enemigos, a combatirla cual mejor, con un estupen-
do estrago por todas partes, como lo decanta el tiempo. Era cruel y sangrienta
batería no debemos atribuir a otra cosa sino al verdadero castigo del Dios de
los ejércitos, Dios de las venganzas, quien para demostrar el poder de su om-
nipotente brazo, para que ninguno se le atreva jamás, cogió por instrumen-
to el más débil, el más flaco individuo, como un José Gabriel Noguera Con-
dor-canqui, vulgarmente nombrado Inca Túpac Amaru, y por sus valerosos
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60. Este título le dió el Señor Visitador General, cuando hizo el informe a favor de la ciudad (del Cuzco) y de los nobles. [nota del
autor]
61. En esta fatalidad e incendio de la iglesia murieron seiscientos y más. Los que eran verdaderamente sacerdotes escaparon, y los
fictos (fingidos) murieron, aún estando revestidos con las vestiduras sagradas y coronas abiertas. Nuestro Amo se quemó, copón y
todo, dentro del depósito. Muy pocos escaparon, así chapetones como criollos.
62. Este fué un pobre arriero de Surimana, su pueblo; como también Diego, su primo hermano. Al obraje de Pumacanchi siempre
estaba mandando echar leña para el gasto del tinaco (tina pequeña de madera), y todos ellos siempre han sido de fortuna baja. [nota
del autor]
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