Page 103 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    152.  En las colaciones que les dan de los curatos á los provistos, les
            obligan á contribuir con exorbitantes cantidades, que las ajustan por cuenta y
            memoria que les forman de agentes propios, y otros gastos, con que les suben
            a 500 pesos en el obispado del Cuzco, y siendo esto el primer motivo de soli-
            citar su reposicion, si se ciñeran á los precisos costos de la paga, de morada y
            derechos de sus títulos, no llegarían ni á la tercera parte de lo que hoy se les
            cobra.
                    153.  Todos estos extremosos y malos entables les son patentes á
            los ministros de V. M., y los consienten y fomentan por contemporizar
            con los obispos por sus fines particulares, y les son más constantes a los
            gobernadores y corregidores que los ven y toleran con inmediacion, por
            no exponerse á los desaires que les hacen procediendo contra ellos con
            censuras, como sucede regularmente, y se lo hizo presente a V. M., con au-
            tos que remitió, D. Juan José de Herrera, corregidor que fué de la provincia
            de Pavía, en el distrito de la Audiencia de Charcas, sobre que se libró una
            Real cédula en Buen Retiro en 29 de Junio de 1752, en que se manifestó
            su Real desagrado en no haberse tomado la providencia correspondiente
            al asunto, y permitido el conocimiento de la causa al Real Arzobispo de
            Chuquizaca, y cuando algunos corregidores intentan iguales recursos á las
            Reales Audiencias, les oprimen venciendo con sus evalimientos é intereses
            los negocios que les indican, y son muy notables en este punto los ruidos
            que se ofrecieron entre un corregidor del Cuzco y el obispo D. Juan de
            Garricolea, contra quien representó muchas cosas, en que se reservaba la
            jurisdiccion Real, y el desacato de tener colocadas en una portada pública
            del colegio de San Antonio sus armas, en paralela de las de V. M., y aunque
            hizo muchas instancias el corregidor, consiguió sólo desaires y menospre-
            ciando su persona en actos públicos, como lo hizo un día de Juéves Santo,
            que siendo costumbre que los corregidores lleven el guion en la procesion
            que se forma para la colocacion del Santísimo Sacramento en el monu-
            mento, y se les dé la llave, le desautorizó en el mismo acto de ponérsela, y
            llamando á un corregidor forastero, familiar del Virey, se la puso á éste, y
            se levantó aquél, con el escandaloso hecho, desairándole ante el más res-
            petuoso y numeroso concurso de la ciudad.
                    Mandó hacer el Obispo fiestas de toros en la plazuela de su casa sin el
            permiso y licencia precisa del corregidor, y dispuso que los estafermos y do-
            minguejos que se ponen para que empleen su furia estas fieras, remedasen en



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