Page 108 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
                                                             Representación de la ciudad del Cuzco
            y defensivas, lo que dió lugar a usar el alcalde y su auxilio de la fuerza, de que
            resultaron algunas heridas, pero consiguió el fin de deshacer aquel insolente
            desacato, que tenía en el mayor escándalo al vecindario.
                    164.  Otro comisario de la misma religion, no ménos escandaloso,
            sacó de esta ciudad á una mujer, su manceba, y la llevó a una hacienda de
            su convento, distante siete leguas, en la provincia de Abancay, gobernando,
            como corregidor de ella, D. Gregario de Viana, y habiendo éste sabido que
            la condujeron los frailes y varios indios con mucho alboroto de tambores
            y flautas, instrumentos de que usan en sus festejos, tuvo por conveniente
            noticiárselo al Obispo, sin embargo de no correr con armonía por asuntos
            de defensa de la Real justicia, para que éste, como superior prelado, reme-
            diase el escándalo; pero habiéndole respondido que no queria mezclarse en
            el asunto, se vió precisado Viana á tomar la providencia de escribir carta al
            Comisario, previniéndole que incontinente con el mayor sigilo despachase
            á la mujer á la ciudad de donde la habia sacado para su indecente diversion,
            sin que la acompañasen religiosos, y que caminase de noche para evitar el
            escándalo, y lo practicó conforme á esta prevencion, quedando contenido
            en algun modo en aquella provincia, aunque fue notorio que en otras par-
            tes usaba su vicioso desenfreno, y que lo conseguía á costa de las muchas
            cantidades de plata que sacaba de los conventos, con que logró permanecer
            muchos años de comisario, manejándose con total descaro en paseos y jue-
            gos públicos de dados, en que asistia, quedándose sin recoger en muchos
            dias á su convento, y llegó al término de dar comunicacion de su celda á una
            oficina que salia á la calle, para introducir con más libertad á su concubina.
                    165.  Con los malos ejemplos que dejan estos prelados superiores,
            los tienen los inferiores y sus súbditos para posesionarse de estos detestables
            excesos, y se preocupan de tal modo en todo los puntos del interes que no
            excusan medio alguno para adquirir y tener caudal, porque con él franquean
            la puerta á sus ascensos, y consiguiéndolos por este interesado camino, en-
            tran á las prelacías con la determinada resolucion de desatender á los súb-
            ditos, escaseándoles el alimento y vestuario, y todo lo demas necesario á su
            subsistencia, y publican los gastos que han tenido y dádivas que han tributa-
            do sin el menor recato, experimentándose esto en los conventos cabezas de
            provincia, en que es preciso permanezca el número de religiosos que sigan
            la conventualidad y estudios; que en los otros quedan muy pocos e inválidos,
            como ya está expresado, y por la soltura y libertad que conceden á los demas.



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