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privado a partir de nuestra solvencia fiscal —nuestros recursos públicos— vía
asociaciones público privadas.(Ver cuadro 8.)
Acá también hay un gran reto, que es transitar de la adjudicación a la ejecución de estos
proyectos. Ahí es de donde provienen muchas de estas brechas, incluso hay proyectos que
se adjudicaron en la gestión anterior y que todavía no logran ejecutarse cabalmente. O
sea, hay un problema de gestión importante y hay otro de cómo se reparten los riesgos
entre el sector público y el sector privado. Pero, sin duda, hay un esfuerzo enorme por
cerrar la brecha que tenemos en infraestructura, para evitar que se convierta en un cuello
de botella para nuestro crecimiento, para nuestro desarrollo, por el lado del capital
físico.(Ver cuadro 9.)
Si vemos el detalle, solamente en este año hemos adjudicado diez proyectos por un
monto que supera los 13 mil millones de dólares a la fecha. Son distintos proyectos,
algunos grandes, otros más pequeños, en diferentes sectores, no solamente los de
transporte y energía, sino yendo hacía sectores nuevos, como la seguridad tecnológica en
prisiones, los bloqueadores, todo lo que es la ‘Bata Gris’ del Instituto Nacional del Niño.
Son proyectos pequeños, pero tienen una importancia enorme por comprometer recurso
público para mantener niveles de servicio de calidad, en contratos de 20, 30 años.
Es un cambio radical en cómo pensamos el presupuesto. Al firmar estos compromisos, no
estamos pensando solamente en el año fiscal corriente, sino también en la asignación de
los siguientes años, para mantener niveles de calidad en el servicio que tanto reclaman
los ciudadanos del país.
En cuanto a la cartera de inversiones, no estoy incluyendo aquella que está vinculada al
sector de la demanda interna. Si se quiere, acá se reflejan algunos ejemplos de la cartera
de proyectos, algunos en ejecución, otros en camino, que muestran que esto es en todo
el país. Pero esto no es un reflejo justo de lo que efectivamente se da, porque hay muchos
más proyectos si se incluye a los sectores no transables, con inversiones que van dirigidas
especialmente a esta clase media que hemos logrado en nuestro país.(Ver cuadro 10.)
El desafío es poder consolidar esta clase media, esta transformación que se ha dado en la
sociedad peruana, porque hoy, como se leyó recientemente en un diario local, el sur del
Perú lidera el crecimiento del PBI. Se trata de una macrorregión que hace diez años
estaba en recesión, y esto ha cambiado. Entonces, el reto es cómo mantener esta
dinámica de desarrollo descentralizado territorial en el país.
No pretendo ir por toda esa lámina, en absoluto, sino comentar que en los últimos dos
años se ha dictado una serie de medidas importantes para poder dinamizar las
inversiones y apuntalar el crecimiento de mediano plazo, no solamente vía las medidas de
corto plazo —de las que ya hice mención por el lado fiscal, y obviamente el Banco
Central ha hecho lo propio por el lado monetario, como le corresponde—, sino también
vía medidas que van a lograr un mejor Estado. La Ley de Servir apunta en ese sentido, e
igualmente la nueva Ley de Compras Públicas.(Ver cuadro 11.)
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