Page 61 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
cura de Ayaviri y por el Corregidor de Carabaya.— Los del asiento y Provincia
de Caylloma, junto con los vecinos de los pueblos de Coporaque, Yauri y Pi-
chigua, de la misma provincia de Tinta, que se mantienen firmes y resistían los
proyectos del traidor, también esperaban su acometimiento a defenderse con
esfuerzo. El Corregidor Don Maximino Echalas de la de Cotabambas entró en
esta ciudad con doscientos hombres sin armas, habiendo sacado de su provin-
cia sobre quinientos de que desertaron los más porque ya está movido aquel
territorio. Don Antonio de Villalva, de la de Andahuaylas, ha marchado a ésta
con mil poco menos, de los que se han adelantado quinientos y se dice traer
algunos pocos pertrechos, conseguidos en su provincia y ciudad de Huaman-
ga.— Estos refuerzos serían útiles si tuviesemos armas para todos, pero como
independiente de la ninguna disciplina militar de estos paisanos no las tienen
nada más consuela su presencia, fuera de la poca satisfacción que ofrece una
gente que toda la mas pende y vive de los indios a quienes debemos considerar
enemigos. Insisto por todo esto, en que venga el auxilio pedido a Vuestra Ex-
celencia con el número insinuado o el que parece más oportuno a una expug-
nación de que pende la subsistencia del reyno, que esa gente perita y veterana
importa más que todos los que aquí parecen soldados.— No puedo dejar de
informar a Vuestra Excelencia del mérito de los que se han señalado con el
recomendable carácter de honor que alienta sus operaciones: entre otros que
me ha debido este concepto y he insinuado a Vuestra Excelencia en mis an-
tecedentes uno es, el caballero Don Matías Baulén, encargado por la Junta de
levantar trincheras y hacer otros trabajos esenciales, al uso de la artillería y a
la oposición del enemigo en que se le ha visto constantemente venciendo las
graves dificultades que han ocurrido con su prudencia y aplicación contínua,
por lo que se hace acreedor a que por Vuestra Excelencia se le den las gracias.
A este paso me ha sido muy sensible la deserción que han hecho otros, no co-
rrespondiendo al honor, ni al respeto de ciudadanos y vasallos, entre ellos fue-
ron dos prebendados de mi iglesia el Arcediano Don Simón Jiménez de Villal-
va y el canónigo de Merced Don José Mozo, quienes o no pudiendo resistir los
impulsos de un terror pánico que los sobrecogió o llevados del mal. ejemplo
de otros, siguieron sus huellas y se hallan en el pueblo de Abancay; como se
fueron prófugos he dado orden al Contador de la Mesa Capitular, para que
los apunte desde el día de la ausencia, para que no les corran las rentas y que
estas entren en cajas reales hasta su regreso.— Hay mucho sobresalto con la
noticia de que se ha intentado pegar fuego al puente de Apurímac por los indios,
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