Page 64 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la primera edición
corren similares destinos, ha de servir para comprender su conducta en tan
dramática y prolongada coyuntura.
Pero así como José Anselmo se desposa y tiene una hija, Juan Pablo,
en cambio, mantiene para sí el clima clerical de su vida, permanece célibe,
seguramente sigue usando indumentaria eclesiástica, vive en vinculación es-
trecha con otros ex-jesuitas, dedica a la Compañía de Jesús juicios elogiosos,
párrafos muy importantes de sus Cartas (las de 1781 y la de 1791) e incluso
se pronuncia sobre temas religiosos y eclesiales dentro de la mayor ortodo-
xia. Así, la carta de Viscardo escrita en Florencia el 19 de mayo de 1787 al
ex-jesuita chileno Juan Manuel Zepeda, residente en Bolonia, tiene especial
importancia. Allí nuestro compatriota ofrece a su amigo una crónica porme-
norizada y no exenta de juicios sobre uno de los principales acontecimientos
del jansenismo en los últimos decenios del s. XVIII: la Asamblea Episcopal de
Florencia que se reúne del 23 de abril al 5 de junio de 1787, promovida por el
obispo jansenista Scipione de’ Ricci, que ya antes había convocado al Sínodo
de Pistoya, auspiciada por su protector el gran duque Leopoldo de Austria,
imbuido también de las ideas césaro-papistas de su hermano el emperador
José II. La carta de Viscardo a Zépeda constituye prueba inequívoca de que se
mantenía en las ideas antijansenistas que habían caracterizado a la Compañía
de Jesús, a pesar de que habían transcurrido ya varios años de la disolución de
la orden y de su desvinculación de ella, y, sobre todo, a pesar de que en otros
puntos de doctrina, los de filosofía política por ejemplo, Viscardo avanzaría
en el clima ecléctico de la ilustración hasta ser considerado como uno de los
escritores políticos más influidos por Rousseau dentro del mundo hispánico. 15
Al comentar esta carta el P. Batllori reúne argumentos para presentar a Viscar-
do más que como un sincero político «probabilista», como un representante
de la incertidumbre doctrinaria y vital que domina a varios de los trasterrados
hispanoamericanos. Creemos en cambio que este y otros testimonios permi-
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ten ubicar a Viscardo dentro de la lealtad posible a la Compañía de Jesús en
las circunstancias que tiene que vivir y en el clima espiritual e intelectual de
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15. V. infra, doc. n° 85.
16. El abate Viscardo... pp. 129-130. El sentido ortodoxo de esta carta de Viscardo, «es muy digno de
ser notado y subrayado», dice Batllori, aunque, añade en una nota, hay que contrastarlo con su juicio
sobre la Inquisición peruana, a la que considera enemiga del progreso y de las luces (Cfr. infra, doc. n°
84, probablemente de 1797, acaso uno de los últimos testimonios del pensamiento político del prócer,
posterior a la redacción de su Carta, si nos atenemos a las palabras con que ella se inicia).
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