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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
            los Sumistas? ¿Al estudio de estos preceden la adquisición de aquellos conoci-
            mientos? Nada menos que esto. El clamor de muchos Doctos, y piadosos es-
            critores contra este transtorno de ideas, y deplorable abuso aún está atendido
            por los que debían aplicar todo su cuidado. Si no se aprovechan todas las oca-
            siones que muy de tarde en tarde asoman, el se eternisa. Conviene acortarse
            más este objeto siguiendo paso a paso los que dan las Ordenanzas. Consumen
            estos doce, y aún quince años en el Arte de Nebrija, y en la suma de Larraga y
            Rosin Cliquet el otro tiempo sobrado para un curso aunque sumario de la
            Religión que consta de los hechos antes indicados. ¿Por qué no se obliga a
            todos las aparentes a la adquisición anticipada de estos conocimientos? Nada
            creo, sea más fácil que lograr este benéfico establecimiento con sólo negar los
            sagrados órdenes, y los destinos eclesiásticos, a los que vengan con esta indis-
            pensable provisión. En el espíritu de los mejores diarios he leído la Santa y
            loable Providencia de algo señores Obispos quienes mandaron que en los exá-
            menes y provisión para los beneficios fuesen examinados los Candidatos por
            el Pouget, y con el Pouget en la mano sin exigir de ellos, sino lo que contiene
            esta obra, la más completa de cuantas he visto aunque bajo del título modesto
            de Catecismo. Historia Sagrada y Eclesiástica cual conviene al propósito, dog-
            ma, moral, Ritos y disciplina, todo se contiene en ella, y todo escrito con dis-
            tinción, claridad, concisión y devoción. Cuanto merecerían del Cielo los seño-
            res Obispos, que imitasen tan inútil, y necesaria providencia.— Por la total
            falta de esta clase de Libros se incide en otro mal peor, este es el fastidio del
            estudio. Los libros comunes escritos con tanta aridez, y en los que se dice sin
            pruebas, ni principios anticipados, llegan a hostigar, y por eso no es mucho
            que mirados como los andamios en la arquitectura, se arriva a un rincón como
            trastes inútiles, logrado que sea el fin de ordenarse, o de adquirir un beneficio.
            Cuando los Jóvenes no se saborean a recibir las semillas de las Ciencias, pos-
            teriormente no se dedican a su cultivo. Este sabor grato no se advierte sino
            con la nobleza de los conocimientos, y el modo con que se comunican. Bien
            conocida la Religión se ama con respeto, y este convida a su perpetuo estudio
            cuyo logro nunca es caro a ningún precio.— Establecido este género de estu-
            dios para los que no aspiran más que a la precisa instrucción que habilite para
            el Sacerdocio, sean estos obligados a cursar en los Colegios en calidad de Man-
            teistas: Observo que los pobres serranos, y muchos otros de esta ciudad, y de
            la costa se acogen a las Casas religiosas; y pasan allí estudiando su Larraga casi
            siempre de memoria, y cuando más con una corta explicación en el lenguaje



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